Un enorme giro en la inteligencia artificial (IA) está sacudiendo los mercados mundiales. Hasta ahora esta revolución tecnológica parecía concentrar sus avances en Occidente, en particular en EEUU, que con OpenAI como punta de lanza se perfilaba para ser el gran protagonista. Sin embargo, una startup china ha presentado la semana pasada un modelo IA de código abierto que, según la firma, podría competir abiertamente con chips menos sofisticados y un precio mucho menor. A medida que se han ido acumulando informaciones durante el fin de semana que respaldan esta irrupción a gran escala de China, las bolsas mundiales están sintiendo con fuerza lo que parece un cambio de paradigma. Ahora las perspectivas de un gigantesco imperio de semiconductores para sostener la revolución tecnológica podrían perder parte de su impulso, unas estimaciones sobre las que se había construido un rally frenético en Wall Street y las bolsas del mundo. En ese sentido ahora los inversores ponen en duda las altas valoraciones de grandes tecnológicas que habían construido en base a esa tesis de una gran demanda y rentabilidad de los chips. En consecuencia, las fuertes caídas no han tardado en sucederse.