Secretario general de UGT

En este Primero de Mayo volvemos a salir a las calles a defender todas nuestras reivindicaciones, pero hay una que hace tiempo que se ha tornado fundamental para el movimiento sindical: la reducción del tiempo de trabajo. Se trata de un clamor social que necesita ver la luz, y este es el momento. No hay razones objetivas para que esta medida no salga adelante. Nos merecemos trabajar menos para vivir mejor.

Opinión

El debate sobre la reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial en España no es una cuestión menor ni únicamente económica; es una exigencia de justicia social, de salud y de constitucionalidad. La Constitución Española, en su artículo 40.2, establece que los poderes públicos deben garantizar el descanso necesario de las personas trabajadoras a través de la limitación de la jornada laboral. Este principio, consagrado en nuestra norma suprema, convierte la reducción de la jornada laboral en un mandato constitucional que no debe ser ignorado.

Llegamos a un Primero de Mayo, dos años después de la reforma laboral y un año después de la firma del V AENC (Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva), y ya podemos hacer un poco de balance.

Un año más, en este Primero de Mayo salimos a las calles con un objetivo claro: luchar por los derechos de las personas trabajadoras, por la igualdad en nuestro país y por la justicia social. Y lo hacemos reivindicando la necesidad de que nuestro país abogue por políticas que favorezcan a los que más lo necesitan. Ante una época de inflación desmesurada, un aprovechamiento de las empresas para maximizar beneficios y un ahogo continuo hacia las personas trabajadoras, desde los agentes sociales hemos luchado para que la desigualdad se reduzca poco a poco. El diálogo social y la concertación se han convertido, una vez más, en elementos clave para ello, y han dado sus frutos en el último año. Se ha multiplicado por cinco la contratación indefinida gracias a la reforma laboral, se ha subido el SMI un 64% en los últimos siete años y se ha logrado un acuerdo para subir las pensiones un 8,5%.

La cruenta invasión de Ucrania por parte de Rusia va a marcar un antes y un después en el devenir económico, político y social de Europa, generando en el corto plazo una quiebra en el proceso de recuperación que habíamos emprendido tras la pandemia de la Covid 19.

Especial XV Aniversario

El último decenio ha sido muy duro, económica y socialmente. Hemos encadenado dos crisis consecutivas. Llegan a la edad adulta jóvenes que solo han vivido en época de crisis. Estos 10 años -que El Economista que cumple 15 ha vivido en primera línea- han cambiado muchas cosas. Han sido los años de los recortes, las reformas laborales y la austeridad… pero también de la revuelta feminista y ecologista de los jóvenes, del 15M que ha existido con impacto real, y sobre todo, ha modificado la manera de ver la economía, también en la ciudadanía.

El secretario general de la UGT rescata una de sus obras de cabecera en un momento que considera de gran idoneidad: 'El capitán en el siglo XXI', de Thomas Piketty. En la obra, el autor francés, además de realizar un análisis del sistema económico, plantea unas propuestas claras.

Hoy volvemos a celebrar el Primero de Mayo, día internacional de los trabajadores y trabajadoras, en un momento esperanzador. Empezamos a ver la luz al final del túnel de una pandemia que ha dejado dolor, enfermedad, muerte y destrucción durante más de un año. Un año en el que millones de trabajadores y trabajadoras de los llamados sectores esenciales, desde la sanidad hasta la limpieza, de los transportes al comercio, de la agricultura a la industria, desde la comunicación a la seguridad, cuidaron de todos nosotros. Este 1 de Mayo debe ser un reconocimiento a todas esas personas. Pero ese reconocimiento debe ser explícito y, como dice nuestro lema de este año: ahora toca cumplir, porque este país está en deuda con su gente trabajadora.

Los principales organismos de predicción estiman un retroceso del PIB en nuestro país en el entorno de un 8-10% en 2020, como consecuencia de la emergencia sanitaria, económica y social derivada de la Covid-19. Ante este escenario, conviene reflexionar sobre cómo se gestionó la pasada crisis económica y en qué punto se sitúan las empresas y los trabajadores para afrontar los nuevos desafíos a corto y medio plazo, a fin de evitar nuevos errores y agravar la precaria recuperación de estos últimos.

opinión | Pepe Álvarez, secretario general de UGT

Celebramos el 1 de Mayo en un momento en el que el Producto Interior Bruto (PIB) de España crece a ritmos del 3 por ciento, las empresas generan cada vez más beneficios, reparten más dividendos y suben los salarios de sus directivos. Esta es una realidad.