
Fomentar el uso razonable y sostenible de la energía en los hogares es esencial en nuestro país donde la vivienda ya es la tercera causa de emisiones de dióxido de carbono, según la Agencia Internacional de la Energía. En este sentido, y coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Eficiencia Energética, el certificado energético de la vivienda tiene mucha información que aportar. ¿En qué consiste? ¿Cómo se puede obtener? Los expertos de Casavo informan de los pasos a seguir.
Se trata de un documento, con una validez de 10 años, que evalúa y detalla la eficiencia y el consumo de un edificio o parte del mismo, teniendo en cuenta cuenta distintas variables como los sistemas de ventilación, iluminación, calefacción o agua caliente. Es obligatorio disponer de dicho certificado a la hora de publicitar, vender o alquilar un inmueble, con el objetivo de que los futuros propietarios o inquilinos conozcan la eficiencia energética del inmueble.
Los pisos en fincas con una antigüedad de más de 30 años pueden obtener como máximo una calificación 'D'
La escala de calificación va de la A -calificación más eficiente- a la G -la menos eficiente-, si bien es cierto que los pisos en fincas con una antigüedad superior a 30 años pueden obtener como máximo una calificación D. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el 84% de las viviendas con etiquetado energético en España están en los tres últimos puestos de la tabla, con letras E, F y G.
El primer paso para solicitar la obtención del certificado energético de la vivienda, tal y como revelan los expertos de Casavo es contactar con un certificador autorizado (arquitecto, ingeniero o técnico) para expedir este tipo de documentos. Las comunidades autónomas disponen de un registro de profesionales habilitados.
Solicitar el presupuesto es el segundo paso. Desde Casavo indican que el precio dependerá de factores como la ubicación, el tipo de vivienda o la superficie: "El precio del certificado oscila entre los 50 euros y los 300 euros". La tramitación está a cargo del propietario y no disponer de éste en el momento de vender una vivienda, puede conllevar una multa de entre 300 euros y 6.000 euros.
Posteriormente, es necesario concertar una cita para que el técnico analice y revise la vivienda. En ella, el profesional acudirá a la vivienda para conocer todos los detalles (instalaciones de agua, electricidad, gas, dimensiones, disposición…) y recopilará los datos necesarios para la realización del certificado.
Una vez obtenidos todos los detalles del inmueble, se deben introducir en un programa informático oficial reconocido por el Ministerio de Industria y se calculará la eficiencia energética de la casa. Con esta información, el técnico redactará un informe en el que incluirá un dossier con sugerencias de mejora.
Una vez realizado todo el proceso, el último paso es presentar el informe ante el organismo competente de cada comunidad autónoma para registrar el certificado energético. El documento no tendrá validez hasta que no esté revisado por la administración.
"Con el paso de los años, la sostenibilidad ha ido ganando peso en la sociedad. Ahora, tras la pandemia, hemos tomado más conciencia que nunca de la necesidad de consumir energía de la forma más eficiente posible, para lograr la construcción de ciudades más sostenibles", explica Francisco Sierra, Director General de Casavo en España y Portugal.