
Comprar una vivienda como inversión es una de las alternativas más utilizadas por los pequeños ahorradores para rentabilizar sus ahorros. El perfil medio de estos inversores es eminentemente masculino (56%) y tienen una media de edad de 48 años, aunque en el 34% de los casos se sitúa en una franja que comprende los 55 y los 75 años, según el informe El segmento inversor español en el mercado inmobiliario en 2022 publicado por Fotocasa.
En cuanto al nivel socioeconómico, seis de cada diez personas cuentan con un nivel alto o medio alto. En concreto, el 26% tiene ingresos brutos familiares superiores a los 3.501 euros, mientras que en el 20% de los casos los ingresos son inferiores a los 2.000 euros. La mayoría -49%- vive con su pareja y sus hijos. En cuanto a su lugar de residencia, el grueso se concentra en Cataluña (23%), Madrid (16%) y Andalucía (15%).
¿Y cuál es el perfil del comprador de vivienda no inversor? El estudio del portal inmobiliario desvela que de media tiene 45 años, aunque el estrato con mayor volumen de compradores oscila entre los 35 y los 44 años. El 57% son mujeres y el 43% son hombres y la mayoría, (21%) reside en Cataluña, el 18% en Madrid y el 15% en Andalucía. En cuanto al nivel socioeconómico, el grueso -26%- dispone de unos ingresos inferiores a los 2.000 euros brutos por unidad familiar.
Menos inversión
El informe explica que casi un 80% de las personas que participaron en el mercado de compraventa en 2022 lo hicieron para que el inmueble se convierta en su vivienda habitual. Un 13% compró o intentó comprar para utilizar la casa como segunda residencia, mientras que el 7% lo hizo para realizar una inversión, lo que supone un ligero descenso frente a años anteriores. En concreto, esta forma de inversión supuso el 8% del total en 2020, el 9% en 2021. "Ha bajado en beneficio de la compra como segunda residencia, que ha ido incrementándose año tras año: representaba el 9% en 2020, el 11% en 2021 hasta subir al 13% en 2022", apunta el texto.
"El hecho de que la compra como segunda residencia esté ganando adeptos en detrimento de la compra como inversión es un fenómeno que puede relacionarse con el papel de la vivienda durante la pandemia, así como los cambios en las rutinas de trabajo de muchas personas. Al pasar más tiempo en casa o tener la opción de teletrabajar, ya sea total o parcialmente, se incrementan las posibilidades de trasladarse con mayor frecuencia y durante periodos algo más prolongados a segundas residencias. Una situación que ha podido empujar la búsqueda de viviendas de compra para esta finalidad", explica María Matos, directora de Estudios de Fotocasa.
La experta añade que la pandemia también desempeñó un papel relevante en la adquisición de vivienda como inversión. El confinamiento de 2020 también repercutió en una reducción del gasto en los hogares y, por lo tanto, en un mayor nivel de ahorro. Y, como resultado de esta operación y del gran dinamismo del mercado en 2021, hubo un crecimiento estadísticamente significativo de las operaciones de compra de vivienda como inversión. Así, pasaron de ser un 8% en 2020 a un 9% en 2021.
Características de la vivienda
Comprar una vivienda para vivir en ella o como inversión también influye en la importancia que se da a unas características del inmueble u otras. Asimismo, el impacto que ha tenido la pandemia en la percepción de la vivienda también ha podido afectar a los inversores porque, por ejemplo, si el objetivo es alquilarla, también es importante que tenga algún atractivo para los inquilinos.
Tal y como muestran los datos de Fotocasa Research, los cambios que se han producido en las prioridades de los compradores inversores no son estadísticamente significativos. Aun así, sí que es cierto que se producen variaciones que nos permiten señalar algunas tendencias como, por ejemplo, la pérdida de importancia del precio. Si bien es cierto que esta sigue siendo la característica que más compradores (o potenciales compradores) inversores tienen en cuenta, son menos los que la mencionan ahora que en 2020: entonces un 66% mencionaba esta cuestión y en 2022 lo hacen un 60%.
Pero no es el único factor que ha perdido relevancia en los últimos dos años. Una situación similar se da con el número de habitaciones o las conexiones de transporte público cercanas. El volumen de compradores inversores que señala estas características ha decrecido cinco y siete puntos porcentuales respectivamente en comparación con hace dos años.
Sin embargo, a raíz de la pandemia, la terraza ha ganado adeptos entre aquellos que compran (o pretenden comprar) una vivienda como inversión. En febrero de 2020, justo antes de la irrupción de la covid-19, un 24 % mencionaba esta característica mientras que en febrero de 2022 esta cifra era siete puntos mayor.
Si en lugar de analizar la evolución de prioridades entre los inversores, las comparamos con las de los compradores no inversores, sí que se dan diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. Como es lógico, los compradores que adquieren la vivienda, pero no a modo de inversión son ostensiblemente más exigentes en prácticamente todos los aspectos. Un comportamiento esperable ya que la mayoría de esas viviendas pasarán a ser su residencia habitual.
Por ejemplo, un 60% de los inversores tiene en cuenta que el precio encaje con su presupuesto, mientras que entre los no inversores son un 68%. Igualmente, que el barrio o vecinos sean de su agrado es importante para el 37% de los inversores y para el 46% de no inversores.
Pero, la diferencia más abultada se encuentra a la hora de valorar el número de habitaciones. Hay un escalón de 24 puntos porcentuales entre ambos targets a la hora de priorizar este aspecto: solamente un 32% de inversores señala esta característica, mientras que un 56% de los no inversores la tiene en cuenta.
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