Ignacio Nart
- 27/01/2016, 23:58
27/01/2016, 23:58
Wed, 27 Jan 2016 23:58:32 +0100
Los globos, como los mercados, acaban cayendo por su propio peso cuando se deja de inyectar aire caliente para que asciendan. En el caso de los mercados bursátiles la inyección de niveles de liquidez extraordinarios ha propiciado una burbuja que hoy inquieta. La combinación de sucesivos QE, y una sustancial transferencia de riqueza a los países exportadores de petróleo -cuando el crudo cotizaba a 100 dólares/barril- se derramó por los mercados financieros inflando valoraciones fuera de proporción con los beneficios. Una situación anómala que empezó a corregirse en 2015 cuando el barril inició su desplome hasta los 50 dólares para hoy sobrevolar rozando los árboles a niveles de 27-30 dólares. La caída de ingresos que esto supone para los países exportadores de crudo y los consiguientes déficit fiscales a los que se enfrentan les ha obligado a romper la hucha. Sostener el nivel de gasto público es un imperativo de sobrevivencia para unos Gobiernos que, principalmente en el Oriente Medio, dependen para su estabilidad de sustentar un sector público hipertrofiado e ineficiente, única fuente de empleo para la mayoría de su población y un fastuoso régimen de subvenciones de todo tipo que lastran su modernización.