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Los restos de poda del olivo no son basura: son un tesoro en las manos con múltiples usos

Olivos Fuente: Canva.

Un equipo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha desarrollado una técnica para obtener antioxidantes de manera respetuosa con el medio ambiente a partir de los restos de poda del olivo, especialmente de sus hojas.

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El trabajo, que ha sido publicado en la revista científica 'ACS Sustainable Chemistry & Engineering Journal' recoge la utilización de disolventes verdes, una alternativa mucho menos contaminante que los productos químicos derivados del petróleo que se usan habitualmente en la industria.

Según ha explicado la UPM en un comunicado, cada año, el cultivo del olivo en España (con el 35% de la producción global y el 25% del área cultivada) genera grandes cantidades de residuos, especialmente durante la poda.

El nuevo sistema permite extraer polifenoles --compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes-. presentes en las hojas del olivo, residuos que normalmente son quemados en el campo. Estos compuestos tienen aplicaciones en sectores como la cosmética, la alimentación, la farmacia o la química fina.

Actualmente, la mayoría de los procesos industriales de extracción emplean disolventes orgánicos de origen fósil, lo que plantea riesgos para la salud y el medio ambiente, según ha trasladado la universidad.

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Los disolventes empleados en el estudio, los llamados supramoleculares --mezclas con fases orgánica y acuosa-- ofrecen una alternativa más respetuosa, ya que permiten adaptar sus propiedades a cada aplicación y facilitan la extracción de compuestos naturales desde biomasa.

Entre las fórmulas analizadas, los investigadores identificaron como más eficaz una mezcla de ácido caprílico, etanol y agua. Esta combinación se utilizó para optimizar el proceso y analizar la estabilidad de los antioxidantes extraídos en distintas condiciones de almacenamiento.

"Los resultados confirman la posibilidad de sustituir los disolventes convencionales por alternativas sostenibles", ha explicado la investigadora Andrea Sánchez.

El proyecto ha contado con financiación de la Unión Europea y de la Comunidad de Madrid, a través de los proyectos PID2022-141965OB-C22 y PEJ-2021-AI/AMB-21861, además del apoyo del Programa de Excelencia para el Profesorado Universitario.

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