
La sanidad privada ha puesto al servicio de las Administraciones todas sus instalaciones, la farmacia se erige como el punto de salud más cercano a la población y ejerce su labor gracias al trabajo incansable de la distribución. La industria farmacéutica no descansará hasta encontrar la cura.
El coronavirus ha demostrado el tremendo músculo y la gran ayuda para el sistema público que representa el sector de la salud. Marta Villanueva, directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Idis), explica que el papel que ha jugado la sanidad privada ha sido "determinante en todos los sentidos, una vez que se han puesto todos los medios y estructuras de los que dispone al servicio del control de la pandemia además, se han ampliado camas de hospitalización y urgencias, servicios de cuidados intensivos, se ha reforzado el personal sanitario con nuevas incorporaciones, se ha desprogramado toda actividad no urgente ni preferente, se ha invertido en tecnología, en respiradores, en equipos de protección individual, en material fungible, etc...".
Todo este trabajo no puede ser ignorado, ya que ha acarreado un esfuerzo que debe ser compensado. Según datos de la Alianza de la Sanidad Privada Española, los ingresos del sector han descendido en promedio un 85% respecto a la situación previa a la publicación del decreto de alarma. A pesar de ello, todos los centros sanitarios, con y sin internamiento, han mantenido sus infraestructuras y equipamientos, en diverso grado según su tipología e involucramiento directa en la gestión de casos de contagio por coronavirus.
Sobre la posibilidad de que esta situación pueda generar cierres de centros y pérdidas de empleo, Carlos Rus, presidente de Aspe, explica que "después de que pase esta crisis, la situación de muchos centros va a ser crítica, los más pequeños, el 70% de los centros sanitarios que son sin internamiento, la actividad que están teniendo es prácticamente nula y son los primeros que se van a ver afectados por la liquidez y muchas de esas empresas van a cerrar". En los centros sanitarios con internamiento afirma que "tienen un poco más de aguante de hecho, muchos de ellos ya van a tener problemas para pagar la nómina del mes de abril y en tres meses la totalidad de ellos. Hay que tener en cuenta que los periodos de pago de las compañías aseguradoras suelen ser de 60 días y hasta ahora, algunos ingresos si se han ido teniendo, pero, aun así, la situación va a ser muy complicada ya que, los resultados posiblemente sean muy negativos".
El trabajo de la industria farmacéutica ha ayudado a despejar los nubarrones
Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad afirma que el Gobierno viene dictando medidas para minimizar el impacto económico en gran parte del tejido productivo y "los operadores del sector sanitario privado no pueden ser una excepción, ya que resultan estratégicos, mantienen un servicio de primer orden en la lucha contra la pandemia, con inversión en recursos y medios, y sus profesionales, aún con riesgo para su propia seguridad, están en la primera línea de la atención a los pacientes". Además, considera que es "tarea prioritaria del Gobierno" estudiar las medidas fiscales y económicas a aplicar "entendiendo la urgencia que la falta de liquidez puede ocasionar, tanto en los balances de las empresas como en la calidad de los servicios que vienen prestando en el marco de esta situación de crisis".
Carlos Rus explica que han hecho una propuesta económica al Gobierno consistente en medidas como "dotar de liquidación a las empresas, con un plan específicos con líneas de créditos blandas con aval del Gobierno; el aplazamiento o la exención en los pagos de impuestos y de cuotas a la Seguridad Social; la reducción del IVA de la compra de productos sanitarios al 4% para facilitar la adquisición o se subvencione la compra de material sanitario que es necesario para luchar contra el coronavirus". Estas propuestas ya se han transmitido de forma directa al ministro de Sanidad y esperan "una respuesta la siguiente semana".
El trabajo de la botica
Las farmacias son uno de los negocios que más protagonismo está acaparando desde la llegada del virus ya que, mucha gente acude a ellas para provisionarse de mascarillas, guantes y geles lo que hace que los empleados estén muy expuestos. De hecho, la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, Fefe, a través de su presidente Carlos Gallinal, ha afirmado que "los farmacéuticos y nuestros equipos nos sentimos ninguneados por el gobierno por no atender nuestras reivindicaciones de disponer de mascarillas y guantes en la tarea diaria de asistir a los pacientes que acuden a las farmacias". Sobre el cierre de farmacias por el contagio de empleados afirma que "queremos impedirlo porque se disminuiría la asistencia a la población, máxime en zonas despobladas de nuestro país. Existen zonas aisladas de población en las que el farmacéutico es el único sanitario cercano las 24 horas del día, como en Canarias. La ultraperificidad nos complica aún más la accesibilidad a los EPI".
Esta falta de medios ha hecho que 459 empleados de las farmacias están ingresados o permanecen en cuarentena por haber contraído el virus y que 65 farmacias permanezcan cerradas. Además, desde el comienzo de la crisis han muerto un total de nueve profesionales de la farmacia, seis en Madrid, uno en La Rioja, uno en Granada y uno en Ciudad Real.
Desde el punto de vista económico, el panorama no mejora ya que, según el Observatorio del Medicamento de la Fefe, creen que, aunque en el mes de febrero las ventas han sido superiores a lo habitual, las previsiones de las consultoras son negativas y estiman para el sector farmacéutico una caída este año de las ventas de entre un 5% y un 10%. Esto se debe a factores como la disminución del consumo y el aumento del paro.
A esta situación, hay que sumarle el aumento de robos que se están produciendo en farmacias. Para combatirlos, la Policía Nacional ha puesto en marcha dispositivos de seguridad específicos durante las 24 horas del día. Este aumento de vigilancia ha permitido esclarecer 19 robos a farmacias cometidos en Madrid desde la declaración del estado de alarma.
La búsqueda de una vacuna
El 14 de marzo, Pedro Sánchez decretaba el estado de alarma que provocaba el confinamiento de todo el país y desde ese día todos nos preguntamos cuándo podremos volver a la vida normal. Tanto el presidente del Gobierno como la gran mayoría de epidemiólogos coincidían en que la vuelta a la normalidad y la derrota del virus solo se dará cuando haya una vacuna contra él.
En estos momentos, hay en el mundo más de 150 proyectos de I+D de tratamientos contra el coronavirus y más de 60 programas en curso, con distintas plataformas tecnológicas, y tres de ellas han iniciado ya la fase clínica, según los datos que proporciona Farmaindustria. Actualmente, ya hay hasta 20 vacunas en desarrollo en todo el mundo frente al coronavirus y, en los próximos meses, varias nuevas vacunas entrarán en investigación clínica. Si las primeras tienen éxito, estarán disponibles a finales de este año o principio del próximo y podrían ser aprobadas entonces para usos de emergencia pandémica.
Hospitales y empresas en España son protagonistas de algunas de estas investigaciones con posibles tratamientos. Es el caso de los estudios con el antiviral remdesivir, de Gilead, en el que se ha anunciado la participación de ocho hospitales españoles: La Paz, Alcalá de Henares, Ramón y Cajal y el 12 de Octubre, en la Comunidad de Madrid; el Clínic y el Vall d'Hebrón, en Cataluña; el Hospital de Cruces, en País Vasco, y el Carlos Haya, en Andalucía. Además, la suiza Roche también ha anunciado que España será uno de los países que participe en el ensayo clínico con su fármaco tocilizumab.
Actualmente hay 20 vacunas para el Covid-19 en desarrollo en todo el mundo
Destaca igualmente el reciente anuncio de un equipo de investigadores del hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona, de desarrollar un ensayo clínico con una combinación de medicamentos y que ha recibido ya la luz verde de la AEMPS para su puesta en marcha.
En cuanto a que supondrá el descubrimiento de la vacuna para el primer país que lo logre, García afirma que "permitirá a ese país, desde el punto de vista científico, colgarse una medalla importante".
La labor de la distribución
Desde el inicio de la crisis ha habido mucha confusión sobre si es recomendable el uso de mascarillas. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció que el Gobierno está meditando la posibilidad de recomendar a la población el uso de mascarillas para salir a la calle. De hecho, el Gobierno ha empezado a distribuir diez millones de mascarillas de forma gratuita en las estaciones de metro, trenes y autobuses.
Pero la labor del Gobierno, por muy bien intencionada que sea, no puede cumplir sus objetivos son la labor del sector de la distribución. Es aquí donde compañías como Cofares han desplegado su potencial, contratando a más personal desde el inicio de la crisis y haciendo una labor encomiable a la hora de discernir dónde la oferta existente era de buena calidad y sin sufrir una especulación excesiva. El Consejo General de Colegios de Farmacéuticos también se ha ofrecido al Ministerio de Sanidad para realizar una distribución controlada de mascarillas a la población a través de la tarjeta sanitaria, sin margen para las farmacias y al precio intervenido que establezca el Gobierno.
Este método ya se lleva a cabo en la Comunidad Valenciana, donde la Generalitat y los colegios de farmacéuticos han llegado a un acuerdo orientado a la distribución gratuita de mascarillas entre mayores de 65 años y colectivos de riesgo ante la pandemia de coronavirus mediante la presentación de la tarjeta SIP en las oficinas de farmacia en los próximos días.
Además, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, CGCOF, ha propuesto a las autoridades sanitarias dispensar en farmacias y de forma excepcional por la emergencia sanitaria los medicamentos hospitalarios a pacientes externos para reducir el riesgo de contagio por el coronavirus. Una labor encomiable en la que la labor del canal de la distribución es indispensable.
El protocolo, dirigido especialmente a personas con elevado riesgo clínico en caso de infección, establece que el paciente debe ser contactado e informado por el Servicio de Farmacia Hospitalaria correspondiente, quien valorará la necesidad del mismo. Una vez detectado el paciente con necesidad del servicio, se establece un sistema de trazabilidad desde la preparación a la entrega de los medicamentos en la farmacia correspondiente, contando, nuevamente, con la colaboración de la Distribución Farmacéutica.