
Seguramente, conoces a alguien que cuida mucho su higiene, necesita que esté todo perfectamente alineado o bien suele ser muy supersticioso. Cuando esto va más allá de una simple manía, siendo la persona incapaz de controlar este tipo de actitudes, quizás estemos hablando del trastorno obsesivo-compulsivo, conocido como TOC.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una afección mental que se basa en pensamientos y rituales que se repiten una y otra vez, motivados por miedo a causar daño a otras personas, actitudes hipocondríacas o temor de consecuencias catastróficas si no se realizan estos actos.
Síntomas
Según explica el portal Medline Plus, los síntomas se manifiestan de dos formas diferentes: por un lado están las obsesiones o pensamientos y por otro las compulsiones, que se corresponden con la acción que se realiza para tratar de reducir esta ansiedad. Entre algunos de los actos más comunes destaca:
- Limpieza o excesiva higiene, por ejemplo, con el lavado constante de manos.
- Verificación constante, si la puerta está cerrada, el gas cerrado o el horno apagado.
- Contar compulsivamente cualquier cosa que alcance la vista.
- Ordenar y organizar las cosas de una forma muy particular y precisa, casi milimétricamente.
Si el profesional de la salud verifica la presencia de estos síntomas, es posible que le derive a otro tipo de pruebas como exámenes físicos o consulte su historial clínico. El trastorno obsesivo-compulsivo puede llegar a ser reconocido como una discapacidad, cuando los síntomas interfieren significativamente, impidiendo realizar correctamente las obligaciones del día a día.
Factores de riesgo y tratamiento
Entre los factores de riesgo para el desarrollo del TOC se encuentra, además del historial familiar, una estructura y funcionamiento del cerebro particular, aunque se requieren más investigaciones para comprender mejor esto último. Algunos expertos advierten de que traumas durante la infancia pueden dar lugar a una mayor predisposición al desarrollo de este trastorno.
En la mayoría de casos, el tratamiento pasa por la terapia cognitiva conductual, aunque en algunos casos puede ser necesaria la administración de fármacos, por ejemplo, algunos tipos de antidepresivos. La "cura" definitiva a esta enfermedad depende de cada persona, si bien, en la mayoría de casos es fácil lograr que la persona que lo padece desarrolle una vida con normalidad.
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