
Uno de los objetivos de cualquier persona es gozar de una buena salud y tener felicidad, dos elementos que están estrechamente vinculados. Si bien, todavía no existe el método infalible que garantice este último, aunque una serie de hábitos pueden ayudar en gran medida.
La importancia del orden
De hecho, una de las costumbres que más pueden ayudarnos se inicia ya en nuestros hogares, pero puede tener efectos positivos en casi cualquier ámbito de nuestra vida. Se trata nada más y nada menos de mantener el orden en casa. Tanto es así que numerosos psicólogos afirman que el desorden de nuestro entorno puede incrementar los niveles de estrés en las personas.
Ordenar el sitio donde vives supone de alguna manera también mantener una buena estabilidad mental, lo que supone bienestar y felicidad. Si bien, no es necesario ser demasiado 'maniáticos' con este tema, puesto que pequeñas acciones como no dejar los platos acumulados sin fregar, evitar dejar objetos por medio o hacer la cama todos los días ya es más que suficiente.
Más autoestima
Según explica la psicóloga clínica Danielle Roeske a la revista Forbes, "cuando nuestro entorno exterior está ordenado y estructurado, nos ayuda a sentirnos más capaces de gestionar algunos de nuestros estados y mundos emocionales internos". Esto supone un fortalecimiento de la autoestima y también permite crear ambientes más relajantes y agradables.
Por otra parte, mantener todas las cosas limpias y en su sitio también es una forma de aumentar la productividad, puesto que mejora la concentración y evita distracciones. De esta manera, si tenemos los espacios laborales bien colocados ayuda a que nos focalicemos mejor en las tareas y obligaciones del día a día.
Los mejores trucos
Si eres una persona a la que le cuesta enormemente mantener los ambientes de la forma correcta, existen una serie de 'trucos', tal y como ofrece Roeske:
- Empieza por tu zona de la casa favorita.
- Incorpora pequeños hábitos día a día, lo que te ayudará a reducir la acumulación de objetos diarios.
- Establece un lugar específico para cada cosa.
- Propón pequeñas metas diarias. Si convives con más personas, puedes repartir las tareas, las cuales deben ser "innegociables" puesto que es lo que hace que se conviertan en un hábito.
- Sé realista y tómalo con calma.
Aunque probablemente se trate de una de las tareas menos 'apetecibles', una vez se convierten en rutina pueden implementarse sin apenas darnos cuenta. De hecho, pequeños cambios todos los días pueden hacer que tu casa esté a punto en tan solo unos minutos.
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