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Las personas que se dejan la cama sin hacer por las mañanas tienen estos 7 rasgos, según la psicología

Chica escuchando música. Foto: iStock

La habitación es un espacio muy personal para cada persona y, según como esté, puede decirte mucho de su forma de ser. Todos conocemos a alguien que tiene su cuarto algo destartalado, por no tener tiempo o directamente priorizar otro tipo de tareas. Sin embargo, hay un elemento que destaca en todas las habitaciones: la cama.

La manera en la que se queda al salir de casa por las mañanas puede ser determinante para definir a una persona: ¿está de revista? ¿se estiran las sábanas y ya? o ¿está de cualquier manera?

En profundidad

Es cierto que el ritmo frenético del día a día hace que muchos prefieran no gastar tiempo en sacudir sábanas, acomodar cojines y dejarlo todo bien parejo. Pueden culpabilizar a la falta de tiempo, pero esta acción desvela rasgos de la personalidad.

La psicóloga Leticia Martín Enjuto da fe de ello al explicar que "detrás del simple hecho de dejar la cama sin hacer al comenzar el día se esconden historias y matices".

"Los hábitos cotidianos pueden revelar mucho más de lo que parece a simple vista", explica la profesional que deja claro que "no se trata de juzgar, sino de entender qué nos mueve y cómo nos relacionamos con nuestro entorno y con nosotros mismos".

Lista completa de rasgos

En total, Enjuto sostiene que existen siete costumbres que comparten las personas que, dependiendo de los motivos que sostengan, deciden no hacer la cama.

  1. Tendencia a la procrastinación. Un intento por cambiar y empezar hacer aquello que se proponen: "uno de los rasgos más habituales que encuentro en consulta es la tendencia a la postergación o la procrastinación", relata. Se trata de un patrón más amplio que refleja la tendencia a aplazar tareas.
  2. Rutina adaptable. Hacer la cama es una costumbre que se repite cada mañana, pero las personas que no la hacen no suelen tener rutinas tan fijas: "Quienes no hacen la cama suelen tener una actitud menos rígida respecto al orden y los rituales diarios, mostrando una personalidad adaptable y abierta a la improvisación y el cambio".
  3. Rebeldía natural. Se trata de un deseo por saltarse la norma que se ha impuesto, algo que se podría traducir como protestar contra "una expectativa impuesta desde la infancia" y crear sus propias normas.
  4. Sensación de control propio. Va de la mano con el punto anterior. Al no hacer la cama se revela contra la imposición de hacer la cama: "prioriza su propio criterio frente a las expectativas externas", sostiene Enjuto.
  5. Creatividad. Para aquellas personas que son muy meticulosas y quieren que todo esté en su sitio el desorden puede ser un rasgo negativo, pero lo cierto es que en muchas ocasiones refleja creatividad con una ilusión de "orden desordenado". La psicóloga sostiene que para estas personas aquí hay "un espacio fértil para la inspiración, priorizando la originalidad y la flexibilidad sobre la estructura y el orden convencional".
  6. Desmotivación. No es extraño encontrar aquellas personas que en una semana están obsesionadas con la limpieza y el orden y a la otra se les ha pasado. Esto sería similar a entrar a un "estado de desmotivación, fatiga o incluso síntomas de estrés o malestar emocional".
  7. En busca de la libertad. El último punto que se plantea es algo tan básico como la necesidad de una persona por ser libre: "Una declaración subconsciente de independencia, una forma de vivir según las propias reglas y no las impuestas por la sociedad". Algo que enlaza con la necesidad de tener el control, no un simple caos.

En conclusión

Ninguno de estos rasgos es más correcto que otros. Simplemente son atajos para tratar de entender a una persona, que puede tener uno o varios de estos rasgos. Cada persona es diferente y los motivos por los que no hace la cama pueden variar considerablemente.

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