
Numerosas tareas que realizamos en el día a día y que aparentemente son inofensivas, en realidad pueden conllevar graves riesgos tanto ambientales como para la salud. De hecho, cada vez son más los estudios científicos que tratan de concienciar sobre estos asuntos.
Miles de microplásticos en cada ciclo
Una nueva investigación desarrollada por científicos de la Universidad de Queensland (Australia) ha descubierto que la utilización del lavavajillas puede hacer que se liberen millones de microplásticos anualmente, sobre todo cuando se lavan objetos de plástico. Los resultados, publicados en la revista científica ACS ES&T Water explican que en un solo ciclo de lavado se podrían desprender hasta 920.000 partículas microscópicas.
¿Y qué efectos tiene en la salud? Pues la realidad es que estas sustancias terminan en las aguas residuales y posteriormente en los ríos, mares y, alimentos, lo que hace que acaben acumuladas en el organismo.
Se calcula que cada uno de los hogares que emplea este electrodoméstico libera unas 33 millones de partículas al año. Esto se produce por la combinación de unas temperaturas muy altas del agua caliente unido a la presión con la que la expulsa esta máquina.
El estudio
Los expertos hacen hincapié en que este aparato no es la principal fuente de contaminación, pero sumado a otras tiene un efecto acumulativo que puede tener graves efectos para la salud. Si bien todavía se desconocen las repercusiones exactas cuando se prolongan en el tiempo, algunas investigaciones recogen que estas sustancias pasan al torrente sanguíneo y se extienden por órganos como el cerebro o los del aparato digestivo.
Un estudio de científicos de la Universidad de Rhode Island consistió en la administración de agua con microplásticos a ratones para posteriormente analizar los efectos en la salud de estos. En cuanto a las consecuencias más evidentes observadas destaca la acumulación en el cerebro y otros órganos como el hígado, tiroides y pulmón. Uno de los principales efectos de esto que puede producir inflamación cerebral que ocasione algunos trastornos neurológicos, como el alzhéimer o el párkinson. Si bien, por el momento la comunidad científica recuerda que se necesitan más estudios para conocer cómo influyen exactamente en la salud de las personas.
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