
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha presumido este martes de que el presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, está "derrotado" y, por eso, "se le puede llegar a sentar en la mesa de diálogo" que los republicanos reclaman y que ha sido avalada por su militancia de forma abrumadora.
Así se ha expresado Rufián en el Congreso ante los periodistas cuando ha acudido junto a los demás electos de su partido a presentar credenciales en la Cámara, recoge Servimedia.
Con todo, ha defendido la negociación con el PSOE ya querido dejar clara la distinción entre las dos fases de la misma: una primera de diálogo entre partidos que debe cristalizar, para que ERC permita la investidura de Sánchez, en un compromiso claro, incluido un calendario, para crear esa mesa entre los gobiernos. La segunda fase sería la creación de la mesa, ya después de la investidura.
Esta primera fase, ha explicado, es que los equipos negociadores del PSOE y de ERC, que tienen su primer encuentro 'cara a cara' este jueves, acuerden ese compromiso con calendario para una "resolución política del conflicto entre gobiernos", y la segunda, que "no puede existir" sin la primera, sería la conformación de esa mesa.
Rufián ha recordado que en julio ya alertó a Unidas Podemos de que "la oportunidad" era entonces, porque ahora la situación es más complicada, entre otras cosas por la sentencia del Tribunal Supremo. También ha asegurado que su obligación como portavoz es hablar con "casi todos" los demás portavoces, y que con la socialista Adriana Lastra habla "cada día", lo cual "no debería ser noticia porque "nuestra responsabilidad es esa".
Rufián no ha querido dar más detalles de las conversaciones con el PSOE porque hace seis meses aprendieron que "el ruido, las declaraciones y contradeclaraciones, los tuits, ir a un plató de televisión y rajar del otro no ayuda", y reivindicó una forma de hacer política basada en menos declaraciones públicas "y más despacho".
ERC, ha dicho, está ahora en el no a Sánchez, porque se pasó la campaña "insultando y criminalizando" a la escuela pública catalana, a sus medios de comunicación públicos y a los más de dos millones de personas "que votaron de forma heroica el 1 de octubre". "Porque se dé un abrazo con Pablo Iglesias o con el Papa de Roma no deja de ser quien era", ha precisado.