
Los equipos negociadores de PSOE y Unidas Podemos se han reunido este martes de nuevo en el Congreso en busca de la fórmula que desatranque de la investidura de Pedro Sánchez. Sin embargo, muchas cosas tienen que cambiar para aniquilar el aura pesimista que rodea sus encuentros y saltar el abismo que les separa en forma de tres palabras clave: coalición, estabilidad y desconfianza.
A esta segunda reunión desde que el jueves pasado se retomara el contacto, el PSOE acude pidiendo a los morados compromiso con el acuerdo programático y la aceptación de quedarse fuera del Consejo de Ministros pero los de Iglesias anuncian que "toca entrar en materia" (lo ha dicho la diputada Yolanda Díaz esta misma mañana) mientras mantienen la exigencia de entrar en el Gobierno e insisten en retroceder al punto donde se llegó en julio, cuando los socialistas ofrecieron a Podemos (que rechazó) una vicepresidencia social mas tres ministerios (Vivienda, Igualdad y Sanidad). "Seguimos pensando que, si retomamos la negociación donde la dejamos en julio, el acuerdo es cuestión de horas", dijo ayer Pablo Echenique.
La otra palabra clave es 'estabilidad'. La situación, si cabe, es hoy más compleja de lo que fue antes de que fallara el primer intento de investidura del socialista porque al PSOE ya no le sirven con pasar el examen parlamentario sino que requiere de Podemos el compromiso para poder ir aprobando las medidas y leyes que contempla el programa de Gobierno presentado hace una semana. Si Podemos da muestras de querer pactar un acuerdo programático, la negociación podría ir avanzando, aunque todo apunta que dirigida a otros sillones de fuera de Moncloa.
El tercer quid de la cuestión del estancamiento es compartido por ambas formaciones: la desconfianza que los llamados a ser socios postelectorales se profesan mutuamente tras saltar por los la posibilidad de formar Gobierno y activarse el reloj electoral que nadie confirma querer pero que lleva a más de uno a creer haber asistido a algún mitin.