
El embiste arancelario de Trump en abril, con sus aranceles "recíprocos" y tasas de hasta el 50% para algunos países desató las alarmas. Entonces se pronosticó un estancamiento de la economía mundial e incluso de habló de una posible recesión en la eurozona y en EEUU. Pero el hecho de que Trump diera marcha atrás con las tarifas y empezará a negociar con los países elevó el optimismo. Los mercados fueron los primeros en adelantarlo, con un rally alcista en Wall Street que se prolongó tras el acuerdo entre Washington y Pekín. Por si fuera poco, el buen dato de crecimiento de EEUU en el segundo trimestre, con un avance del 3% interanual, frente a la contracción de medio punto de enero a marzo, corroboró las buenas perspectivas. En Europa, aunque con menor intensidad, ha ocurrido algo parecido, con un crecimiento interanual del 1,4% entre abril y junio, además de alcanzar un acuerdo con Trump que pone fin a la guerra comercial a cambio de un arancel del 15%.
Todo ello, además de la resistencia de China, ha alejado hasta ahora los riesgos de recesión. Pero eso no quiere decir que la incertidumbre haya desaparecido para la economía. Así lo han vuelto a adelantar las bolsas que en la jornada de este viernes se dieron la vuelta, con caídas cercanas al 3% en Europa y de 1,5% en el arranque de Wall Street. El nuevo embiste arancelario de Trump, con tasas que superan el 30% a varios países que no sellaron un acuerdo a tiempo contribuyó a las caídas. Aunque el gran desplome ha venido tras el frenazo del mercado laboral americano, que solo creó 73.000 empleos en julio. Una cifra muy por debajo de las previsiones de 100.000 y que refleja que el crecimiento de EEUU comienza a dar síntomas de fatiga por una guerra comercial, que aún puede hacer daño al PIB mundial.