
La decisión del BBVA de seguir adelante con la opa por el Sabadell provocó ayer un auténtico órdago de la entidad financiera catalana para defenderse y convencer a sus accionistas para que no vendan. Sabadell utilizará 2.500 millones, el 80% de los más de 3.000 millones que ingresará por la venta de TSB, a triplicar el dividendo destinado a sus accionistas. Esta notable mejora de su política de retribución aboca al banco de origen vasco a incrementar de manera significativa su oferta si quiere tener alguna opción de convencer a los accionistas de Sabadell de las bondades de la fusión, ya que la ecuación de canje cotiza, en estos momentos, con una prima negativa del 6%. El Santander ganó la puja a Barclays para hacerse con el control de la filial británica del Sabadell por 2.650 millones de libras. La operación, que aún debe ser aprobada por los accionistas del vallesano en la próxima junta, es positiva para ambas entidades. Con la adquisición, Santander da un paso de gigante en Reino Unido.
No en vano, la compra permitirá a la entidad cántabra situarse como el tercer banco del país en cuentas corrientes y el cuarto a nivel general. Asimismo, TSB se complementa perfectamente con Santander UK al estar centrado en hipotecas, un segmento en el que la entidad presidida por Ana Botín quiere crecer. La compra, por tanto, permite a Santander avanzar en su objetivo de ganar peso en mercados con seguridad jurídica, como son los anglosajones. Por último, la operación no trastoca las finanzas de Santander, que cuenta con 7.000 millones tras la venta de su filial polaca, que vendió a un precio de 2,2 del valor en libros, mucho más caro del pagado por TSB. En cuanto a Sabadell, desprenderse de TSB le reporta plusvalías de 250 millones de libras (más de 290 millones de euros).