
Renfe intensifica sus presiones a Talgo para que ponga en servicio la primera tanda de trenes de alta velocidad del modelo Avril, cuya entrega acumula ya tres años de retraso. Dicha tardanza ya podría generar una penalización de 116 millones, que no condicionará al grupo húngaro Magyar Vagor en su intento de adquisición de Talgo, ya que previamente tenía asumido ese riesgo. No obstante, si el fabricante incumple y la sanción asciende a más cantidad sí que podría amenazar la opa. Pero eso no es óbice para destacar que la presión que Renfe está ejerciendo sobre la firma es comprensible, ya que necesita esos trenes que compró en 2016 por 1.500 millones para competir con Ouigo e Iryo en el mercado liberalizado del transporte ferroviario.