
La bolsa encontró en el pasado 2023 un fuerte rival en la renta fija, cuya rentabilidad se disparó por las subidas de tipos de interés a ambos lados del Atlántico tras muchos años arrastrando retornos en el entorno del 0%. De cara a este 2024, los bonos volverán a competir con fuerza frente a la renta variable. Ello debido a que el rendimiento esperado de la renta fija se encuentra ya en el 3,65% mientras que con las bolsas se puede aspirar a un 5,92%. Esta diferencia de solo 2,2 puntos porcentuales es la menor prima de la renta variable frente a la deuda desde el año 2009. Un escasa recompensa por asumir más riesgos que llevará a muchos inversores conservadores a seguir refugiándose en el mercado de la renta fija durante el presente ejercicio.