
El inicio de la guerra en Gaza disparó el coste del petróleo hasta superar los 95 dólares el barril Brent ante el temor de que países productores entraran en el conflicto, especialmente Irán. Dicho temor se disipó con el paso de las semanas. Pero tal escenario de incertidumbre vuelve a estar de nuevo presente tras enviar el país de los ayatolás un buque de guerra al Mar Rojo. Una medida que puede verse como un desafío al grupo de trabajo marítimo liderado por EEUU creado el mes pasado para detener los ataques a barcos por parte de los rebeldes hutíes respaldados por Teherán. Es por ello evidente que la incursión de Irán agrava una situación en una zona clave para el tránsito marítimo. Esto ha afectado al petróleo y al gas que han iniciado 2024 con una fuerte volatilidad en sus precios. Un comportamiento comprensible ya que los ataques de este grupo rebelde que lucha por el control de Yemen pueden llevar a que las navieras desvíen sus buques por otras rutas para evitar las agresiones.
Una medida que Maersk ya ha tomado tras un ataque hutí a uno de sus barcos y que supondrá retrasos e incremento de costes que no solo afectan a las materias primas energéticas. De hecho, la ruta del Canal de Suez supone el 30% del transporte mundial de contenedores. Por tanto, el incremento de la tensión en Oriente Medio tras la irrupción de Irán y la mera posibilidad de que su buque pueda entrar en combate con los barcos de la alianza liderada por EEUU suponen una seria amenaza para el comercial global. Un peligro que persistirá en los próximos meses ante la perspectiva de que la guerra en Gaza, motivo por el que protestan los rebeldes hutíes, durará "al menos otros seis meses más", según palabras del propio gobierno de Israel.