
Los seis principales bancos españoles ofrecen este año una rentabilidad media por dividendo del 7,5%. Tan alto porcentaje gana aún más atractivo, hasta el 9,6% si se suma el efecto de otro modo de retribuir al accionista: la recompra de acciones. Y aún podría ser mayor si las entidades destinaran sus cuantiosos excedentes de capital actuales a recompensar a sus partícipes. Por supuesto, este último es un supuesto exagerado, pero tiene valor a la hora de demostrar hasta qué punto la gran banca de nuestro país exhibe músculo. Constituye todo un mérito que, pese a las mayores exigencias del BCE, el sector cuente con un colchón equivalente al 29% de su capitalización. Su solvencia y márgenes merecen situarse así entre los más elevados de Europa.