Opinión

¿Va mejor la cosa?

  • El Rey propone a Sánchez como candidato para un nuevo debate de investidura, pero todavía necesita formalizar un acuerdo "constitucional" con Junts y ERC
Fotografía de Pedro Sánchez abrazándose con Óscar Puente, mientras lo ovaciona la bancada del PSOE en el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo.

Uno de los argumentos del sanchismo para seguir en el machito sobre los lomos del separatismo catalán y vasco es que "Cataluña está mucho mejor que en el año 2017". Pero ¿está mejor Cataluña? Los datos lo desmienten: las empresas que se fueron no han vuelto. La inversión extranjera ha caído. Barcelona se ha deteriorado. La división social en dos mitades no ha desaparecido y los que defienden hablar en español (primer idioma en la región) se ven cada vez más perseguidos y señalados.

En palabras irónicas de Luis Ventoso, "lo que ha hecho el Gobierno de Sánchez es como si en el Chicago de los años veinte las autoridades policiales hubiesen dado barra libre a la mafia. Aparentemente bajarían los conflictos, pero gracias a tolerar el imperio del crimen. Cataluña está mucho peor, porque se ha aflojado el imperio de la ley para beneficiar a quienes aspiran a burlarlo. Las reformas de Sánchez han puesto muy barato dar un nuevo golpe separatista contra España".

Respecto a la ventolera que estamos viviendo, el sanchismo dijo ayer que buscará un acuerdo, pero siempre dentro de los límites constitucionales. Ahora bien, ¿quién fija esos límites constitucionales? ¿El Tribunal Constitucional que ha sido invadido por el Gobierno de Sánchez, empezando por Conde-Pumpido, cuya objetividad está más que cuestionada? Un Tribunal Constitucional en el que están un exministro de Sánchez y una filonacionalista catalana que llegó desde la Moncloa. Por eso hay mucha gente que sospecha que estamos en vísperas de una reforma constitucional encubierta, que si sigue avanzando tendrá su clímax colando con eufemismos la amnistía y alguna forma de consulta proseparatista. Y esto último es mucho más grave que la amnistía (que, al parecer, ya tiene acordada con ERC), porque de otorgarle al separatismo sotto voce la posibilidad de convocar un referéndum –"una consulta", dirán los sanchistas– que posibilite la separación de España, habrá comenzado el despiece de la nación y con él la destrucción de la Constitución y de nuestra convivencia entre los españoles, que hoy somos libres e iguales.

Otro de los mensajes que el sanchismo y los separatistas que lo apoyan han puesto en circulación es que "es preciso desjudicializar la política". ¿Qué se quiere decir con ese mensaje? Pues yo creo que está muy claro: que la política está por encima de las leyes, lo cual es un disparate antidemocrático del tamaño de un elefante.

Otro de los mensajes que se harán presentes dentro de poco es que la amnistía es positiva para que la vuelta a la política de los delincuentes de 2017 sea factible. Lo cual, en palabras del citado Luis Ventoso, sería "algo así como si el Fary, que en paz descanse, se pusiese a escribir un manual de Derecho romano. Ojo al argumento de esta eminencia: ya no hay que castigar al delincuente, aunque haya cometido delitos gravísimos, lo que hay que hacer es «darle una salida», aunque el precio sea pisotear la legalidad española y la labor previa del Supremo, el TC, el Rey, el Gobierno y el propio PSOE de entonces, que con Sánchez al frente apoyó la vía judicial y el 155 para frenar el golpe de 2017".

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