Opinión

Lecciones positivas de la COP26

Una visión positiva sobre la última cumbre climático

La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) ha cerrado, como todas las anteriores, con luces y sombras. Más allá de la tibieza que han mostrado muchos países como Estados Unidos en los últimos días, me gustaría centrarme en los pasos hacia delante que podemos extraer de esta cita de Glasgow que ha contado con una participación quizá menor de la esperada debido a los requisitos de entrada a Reino Unido por la crisis del Covid. Estas son algunas de las lecciones positivas que nos ha dejado la cumbre:

1. Ganas de consenso: Se han anunciado prometedoras iniciativas especialmente contra el carbón, el metano y la deforestación. Es cierto que la muy esperada medida de eliminar el carbón ha quedado bastante debilitada en su alcance, reduce la urgencia que se necesitaba, no es vinculante y muchos grandes países se han descolgado de ella (Australia, India, China, etc.). Sin embargo, al menos las negociaciones de los 197 países parecen acercar posiciones y ganas de que esta cumbre, como ha dicho el primer ministro británico, Boris Johnson, "sea el principio del fin del cambio climático". Otra gran noticia es el programa EU Catalyst anunciado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que en alianza con el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el Banco Europeo de Inversiones financiará y comercializará energías limpias.

2. Sector financiero e inversor como punta de lanza: Hemos visto a los grandes inversores dispuestos a dejar de trabajar con aquellas auditoras que no analicen riesgos climáticos; al mayor grupo de 40 gestores de activos (Abdrn, Schroders, Aviva o Axa Investments, entre otros) comprometerse a trabajar hacia una financiación que logre emisiones cero en 2050 y a empresas como John Lewis anunciando 420 millones de libras de créditos para reducir las emisiones de carbono, reducir los desechos alimentarios y abandonar los combustibles fósiles. La Alianza Financiera para el Cero Neto de Glasgow supone un gran avance que desde el mundo empresarial desafía al político a una mayor ambición.

3. Vigilancia de la transparencia de las empresas: El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, anunciaba que la Fundación IFRS creará el Comité Internacional de Estándar en Sostenibilidad que establecerá los requisitos mínimos de información a ofrecer por parte de las empresas, lo que ayudará a tener criterios homogéneos que permitan diferenciar esfuerzos reales del greenwashing.

4. Apoyo a los países en desarrollo: Los esfuerzos diplomáticos liderados por Alemania y Canadá pueden hacer posible que se reúnan 100 billones de dólares de cara a 2023 para los países en desarrollo en su lucha y adaptación al calentamiento global. Las ayudas resultan muy controvertidas y lo fundamental es encontrar mecanismos que no las conviertan en armas de doble filo.

Si bien no se ha logrado todo lo esperado en cuanto a avances políticos y diplomáticos para lograr reducciones reales e inmediatas de las emisiones que sean equitativas, justas, ambiciosas y urgentes y permitan la reducción de la temperatura por debajo de los 1,5 ºC, creo que existe una gran oportunidad de lograr un cambio comportamental de la sociedad que pueda frenar los efectos de la emergencia climática. Para ello son claves tres "E" y una "I".

Por un lado, nos hace falta esperanza. En lugar de un mensaje catastrofista y crítico, centrado solo en el impacto de la emergencia climática, debería hablarse más de soluciones y de aportación individual de cada persona. Debería existir un espacio de reflexión sobre el tipo de mensajes que los diferentes países deben lanzar a sus ciudadanos. La comunicación tiene que ser un tema central en la siguiente COP.

Por otro lado, se necesita más empatía y ejemplificación. Debemos mostrar ejemplos cercanos, reales y menos discursos políticos elevados. Tenemos que visualizar los efectos del cambio climático y el cómo combatirlos con ejemplos reales y cotidianos para la vida de las personas.

Por último, la clave es incentivar para estimular el cambio. Esta es la década de la acción y no se consigue acción sin motivación. Los mecanismos globales de financiación de la lucha contra el cambio climático deben bajar a los países pobres y hasta nivel ciudadano.

Con estas claves podremos lograr avances e impulsar a los países y a sus ciudadanos a seguir luchando juntos contra el cambio climático y presionar así a los políticos para lograr una mayor ambición.

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