Por España todo lo que suena a plan de recuperación equivale a que nos esquilmen a base de garrotazos fiscales. Con razón se queja Josep Sanchez Llibre, presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo. Eso de subir, dice, "impuestos con la que ha caído es una barbaridad y una ofensa". La autoridad competente va a piñón fijo, a lo suyo, a aumentar los ingresos para el erario pasando por completo de la desencajada situación económica. Y ponen el grito en el cielo los autónomos ante el latigazo que se les viene encima con una subida de sus cotizaciones que tildan de confiscatoria.
Y entre pitos y flautas que si la agenda 2030 o 2050, elucubrando en clave de un futuro que no sabemos qué diantre nos deparará, a España se le abre otra brecha económica con Marruecos y la situación en Ceuta. Además, el problema adquiere una dimensión más complicada cuando vemos el apoyo que Estados Unidos brinda a nuestros vecinos del sur, lo que corrobora esa vis negativa de diplomacia económica que está caracterizando a España últimamente y que nos va colocando fuera de juego en el ámbito internacional. La política exterior es fundamental para cualquier país y más en un momento como el actual en el que como ayer decíamos se necesita multilateralismo para salir adelante.
Si el 'Govern' no presta atención a la economía, Cataluña se seguirá apagando
Por donde más que salir adelante escalamos cumbres borrascosas es en lo de la desmelenada deuda pública que está pisando la cota de 1,4 billones de euros, 125% del PIB, y agita todavía más las revueltas aguas de nuestras erráticas cuentas públicas. A los problemas propios de nuestra economía se suma la cada vez más profunda herida de las cuentas públicas, auténtico lastre para remontar el vuelo y más por esa obsesión de subir impuestos y cotizaciones sociales sin afrontar un ajuste comme il faut del disparado gasto público. A los arreones en forma de destrucción empresarial y de empleo, se agrega esa soga al cuello de la deuda pública que tanto nosotros como las siguientes generaciones vamos a sufrir.
España debe inspirarse en la seriedad y sobriedad de la gestión de Draghi
Por Cataluña hay gobierno, pero veremos lo que da de sí, sobre todo desde la perspectiva económica. Los empresarios y el tejido productivo demandan estabilidad política, dejarse de ramalazos unilateralistas, que la gestión del Govern sea eficaz, que se rebaje la asfixiante presión fiscal que estrangula a Cataluña y unas relaciones más fluidas entre los estamentos públicos y los privados. O se presta atención a la economía o Cataluña se seguirá apagando.
E Italia, bajo la égida de Mario Draghi, se convierte en el paradigma de lo que tiene que ser la inversión de los fondos europeos. Mientras el ministro italiano Vittorio Colao anuncia la simplificación de los trámites burocráticos mediante una plataforma digital nacional para los ciudadanos, Wall Street ensalza el plan de Draghi respecto a los fondos europeos, con inversiones efectivas para el crecimiento de la economía italiana, reformas estructurales de calado y transparencia y nada de subidas de impuestos, sino más todo lo contrario; en suma, todo lo que no se atisba en el plan de España para invertir el dinero europeo. Así que vamos a ver si somos capaces por acá de inspirarnos en la seriedad y sobriedad italiana que marca Mario Draghi quien, por cierto, ha renunciado a su sueldo de primer ministro dando ejemplo de lo que tiene que ser un servidor público.