
Un aumento de un punto porcentual en el crédito fiscal para I+D. Algunos bocetos para un Fondo Nacional de Formación. Un plan para un Banco Nacional de Inversión en Infraestructuras, más un "fondo de nivelación". Y eso es todo. Esta semana - el 12 de diciembre para ser precisos - hará un año exactamente desde que el gobierno de Boris Johnson fue refrendado con una mayoría aplastante. Se trata del primer Gobierno conservador con un respaldo tan numeroso desde que la Sra. Thatcher fue reelegida en 1987. Johnson ocupó al cargo con la promesa no sólo de completar nuestra salida de la Unión Europea, sino de reiniciar el crecimiento económico y nivelar las regiones.
Pero hasta ahora no ha sucedido gran cosa. Claro, sabemos que la crisis del Covid-19 lo cambió todo. Y sin embargo, eso no significa que el Gobierno no pueda hacer nada más que lidiar con el virus. Están pendientes la reforma del Impuesto de Sociedades, la simplificación del sistema tributario, el desarrollo de una estructura legal para la economía colaborativa o la reducción de la burocracia que asfixia la innovación. No es demasiado tarde para cambiar eso, pero si el primer ministro y su ministro de Finanzas no empiezan pronto, acabará siéndolo.
El Gobierno debe impulsar reformas que generen un rápido crecimiento económico
Él mismo se comprometió a ello. Johnson ganó las elecciones apoyándose en un manifiesto en el que decía que "apoyaría a los empresarios y la innovación", "construiría un sistema impositivo más justo", "haría de Gran Bretaña el mejor lugar del mundo para iniciar y hacer crecer un negocio", "aseguraría que la regulación sea sensata y proporcionada" y "nivelaría las habilidades de Gran Bretaña".
Sin duda, la lucha contra el Covid-19 ha sido comprensiblemente la principal prioridad del Gobierno. El Tesoro se ha visto desbordado por la creación de planes de rescate para mantener la economía a flote en lugar de en la planificación a largo plazo. Aun así, mientras la crisis se prolonga y una campaña de vacunación masiva ya está en marcha en el país, esa excusa no funcionará para siempre. Las empresas han estado creando y lanzando nuevos productos incluso mientras se ajustan al impacto del Covid-19. No hay razón para que el Gobierno no ponga en marcha también las reformas para impulsar un crecimiento económico más rápido.
Otros Ejecutivos conservadores con mayorías similares hicieron mucho más. El propio de Thatcher en 1987 fue, por supuesto, el más radical de todos, haciendo enormes cambios en el sistema fiscal que incluyeron enormes reformas estructurales como el tratamiento fiscal de las parejas casadas que reconoció a las mujeres en igualdad de condiciones que a los hombres e incluso un valiente aunque frustrado intento de reformar la tributación del patrimonio. Edward Heath es ahora una figura ampliamente olvidada, pero al menos trató de liberalizar la economía antes de ser derrotado por los sindicatos. Incluso los Gobiernos de Churchill, Eden y Macmillan acabaron con la autarquía y la austeridad y reanimaron la economía. Por el contrario, la administración Johnson hasta ahora tiene muy poco de lo que presumir en sus primeros doce meses. No hay nada malo en aumentar los créditos fiscales para la investigación y el desarrollo, pero esa política se remonta a los tiempos del exprimer ministro Gordon Brown.
Aunque la lucha contra el Covid es prioritaria, el Ejecutivo tiene que hacer mucho más
Insisto en que, incluso en medio de la pandemia en el fondo, podría haber hecho mucho más. Con el comercio minorista en crisis, podría haber elaborado planes para una reforma tributaria para que los impuestos no empujaran a más negocios a la bancarrota. Podría haber reformado la legislación laboral, en vez de tratar de de encorsetar a todos los trabajadores en una camisa de fuerza legal propia de la industria del siglo XX. Del mismo modo, podría haber reiniciado el Plan de Inversión Empresarial (hubo una disminución preocupante de la cantidad de dinero invertido el año pasado, reduciéndolo al nivel más bajo desde 2014) para hacerlo más atractivo para los empresarios e inversores. Donald Trump le ofreció un buen ejemplo para adoptar otras políticas beneficiosas como derogar dos leyes antiguas por cada nuevo reglamento que se aprobara. Y podría haber establecido planes para renovar los supervisores del mercado para que el Reino Unido se adapte a las nuevas tecnologías. Pero nada de esto ha tenido lugar en todo un año que arroja un balance decepcionante.