
El plazo para que Reino Unido rompa definitivamente los lazos con la UE es casi inminente y aún es imposible asegurar que se evitará un Brexit duro.
Sin embargo, Londres ha dado un paso que permite albergar esperanzas. Su decisión de retirar, motu proprio, las cláusulas de su Ley de Mercado Interior que violan el protocolo acordado con la UE para Irlanda del Norte tienen una importancia que no debe minusvalorarse.
Este movimiento evitará que se materialice la conflictiva situación que supondría levantar una frontera física entre el Ulster y la República de Irlanda. Pero, sobre todo, supone un gesto de buena voluntad hacia Bruselas que quizá sea el preámbulo de un pacto sobre los puntos ahora en liza (pesca, gobernanza y libre competencia).
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