
Unicaja y Liberbank retoman los contactos para su fusión que quedaron frustrados el año pasado. Vuelve a ponerse así sobre la mesa una de las operaciones corporativas más esperadas de los últimos años en el sector financiero español.
Si la unión de ambas entidades no se produjo en mayo de 2019 fue debido a los desacuerdos en la ecuación de canje. Sin embargo, los puntos fuertes de la creación del que sería el quinto mayor banco español están claros desde hace mucho tiempo. La complementariedad geográfica salta a la vista, dado que Unicaja centra su negocio en Andalucía y Castilla y León mientras que Liberbank se concentra en la cornisa cantábrica, Extremadura y Castilla La-Mancha.
Además, disponen de una base organizativa semejante (ambas entidades son fruto de las fusiones de antiguas cajas de ahorros) y trabajan en el mismo nicho de mercado, centrado sobre todo en las hipotecas y los depósitos.
Pero, sobre todo, ante los ataques que sufrió en bolsa en los últimos años, se puso de manifiesto la especial necesidad que la banca mediana española tiene de acreditar buenos niveles de capital, morosidad y rentabilidad.
Esa situación sólo se ha agudizado en los últimos meses con el desarrollo de la crisis del coronavirus, y la necesidad de todo el sector financiero de reforzarse ante una recesión económica histórica y los altos niveles de impagos que se esperan en el cierre del año.
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