
La actual crisis sanitaria derivada de la Covid-19 ha sacudido al mundo. Hemos tenido que adaptarnos a los cambios al mismo tiempo que sucedían. Cambios que nos han dejado nuevas formas de trabajar y de relacionarnos, en lo profesional y en lo social. Muy pocos sectores han logrado evitar el impacto económico de esta crisis, y la construcción no ha sido uno de ellos. Vivimos en un contexto de incertidumbre, en el más amplio sentido de la palabra.
Algunos expertos apuntan a que la pandemia podría ralentizar o incluso revertir la tendencia hacia una urbanización sostenible. Personalmente, discrepo. La resiliencia y la adaptación siempre han sido características clave del sector de la construcción. Estoy convencido de que la recuperación de la economía pasa por su capacidad de innovar de manera sostenible. Los últimos meses nos han enseñado que las ciudades demandan espacios flexibles, amplios, que favorezcan una interacción interpersonal segura, a la vez que zonas edificadas que reduzcan su impacto en el medio ambiente y que ayuden en la lucha contra el cambio climático.
Se estima que para el año 2050 la población mundial habrá aumentado un 22%, alcanzando así los 9.700 millones de personas. Esto supone que 2.500 millones más de personas vivirán en entornos urbanos, personas que demandarán unos mejores estándares de vida que solamente podrán ser alcanzados a través de una construcción más racional y eficiente tanto en lo económico, como en lo social y medioambiental. En la actualidad, el 50% de los recursos naturales extraídos cada año ?40.000 millones de toneladas? se destinan a la edificación y a la infraestructura. Ha llegado el momento de asegurar que nuestro sector esté preparado para afrontar los nuevos retos con soluciones que permitan reducir el consumo de recursos naturales y de energía.
Por este motivo, y con vistas puestas en alinearse con el Pacto Verde Europeo, el principal objetivo de la Hoja de Ruta de Neutralidad de Carbono de CEMBUREAU (la Asociación Europea del sector del Cemento) es alcanzar las cero emisiones de carbono en 2050, en toda la cadena de valor de producción del cemento y del hormigón. No podría estar más de acuerdo con este compromiso.
En este sentido, desde LafargeHolcim, destinamos más del 50% de nuestra inversión en I+D al desarrollo de productos y soluciones bajas en carbono, apoyándonos en el gran potencial que nos ofrece la economía circular. Por sí sola, la recuperación de los residuos como estrategia de economía circular permite reducir hasta un 40% de las emisiones de CO2 en industrias tales como la del cemento, plástico, acero y aluminio. Por lo tanto, como compañía, apostamos por la recuperación de residuos como recurso, trabajamos para dejar de usar combustibles fósiles en nuestros procesos y desarrollamos alternativas bajas en carbono.
Por estos motivos, junto a otras 150 corporaciones que tienen objetivos de reducción de CO2 aprobados por el Science Based Targets, desde LafargeHolcim hemos firmado recientemente un manifiesto con el que se insta a los gobiernos de todo el mundo a alinear sus esfuerzos en materia económica para que la recuperación de la crisis de la COVID-19 sea neutra en carbono. A través de esta iniciativa denominada Recover Better, demandamos políticas climáticas que fomenten la capacidad de recuperación ante futuras crisis, como el apoyo a los esfuerzos por mantener en 1,5ºC el aumento global de la temperatura.
Es el momento de establecer las bases reales de modelos de construcción más sostenibles
La situación en la que nos encontramos es una oportunidad para establecer las bases reales de estos modelos de construcción sostenible que ya se venían anunciando antes, y que sirva de catalizador para su implementación y desarrollo. La respuesta será clave tanto para el desarrollo de las propias ciudades, como para la salud sostenible de las personas y de nuestro planeta.
Desde el sector de la construcción, tenemos que pasar de una industria de volumen a una industria de rendimiento sostenible. El mundo entero ganará si lo conseguimos.
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