
Llegaron a la Moncloa con prisa, tras haber perdido casi la mitad del apoyo en las urnas en menos de tres años. Dijeron que éste era el Gobierno de la gente, que ahora sí los poderosos iban a pagar por su maldad. Que llegaban a impartir, al fin, Justicia: Justicia social, Justicia laboral, Justicia fiscal... Y, tras el pacto del SMI, llegaron los martes sociales, la subida de impuestos para que los ricos paguen, el ingreso mínimo vital... Todo difundido por el aparato del Estado. Medidas amables que a nadie pueden parecerle mal. El éxito estaba asegurado.
Pero no hubo efecto Moncloa. Ni todo su aparato de partido esparciendo propaganda desde las instituciones ha conseguido mantener el apoyo de los votantes en las primeras elecciones -gallegas y vascas- tras la llegada al poder de Podemos y la mayor crisis sanitaria en más de 100 años. La hecatombe electoral de ayer del partido de Pablo Iglesias deja un panorama complicado para los morados. Desaparece de Galicia y pierde la mitad de sus pocos escaños en el País Vasco. "Podemos ya no existe, es UP y tiene los resultados de siempre de Izquierda Unida", le acaba de espetar en Twitter en la cara a Iglesias su antiguo e íntimo amigo, Iñigo Errejon.
El fracaso llega mes y medio después de la aparición del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, en prime time con el anuncio de su titánica obra política: el ingreso mínimo vital. "Hoy es un día histórico, nace un nuevo derecho social en España", apuntaba solemne desde el patíbulo de Moncloa Iglesias. Tal y como publicó entonces elEconomista, la obstinación de Iglesias en su aprobación para cautivar 10 millones de votos hizo que se saliera con la suya. Hasta ayer.
Nuestro espacio político ha sufrido hoy una derrota sin paliativos. Perdemos buena parte de nuestra representación en el Parlamento Vasco y quedamos fuera del Parlamento de Galicia. Nos toca hacer una profunda autocrítica y aprender de los errores que sin duda hemos cometido.
— Pablo Iglesias ???? (@PabloIglesias) July 12, 2020
Parece que no le ha servido de mucho la batalla que emprendió en solitario para su puesta en marcha, enfrentándose al trabajo elaborado hasta el momento por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en esta materia. Como siempre, los socialistas cedieron y finalmente alcanzó un acuerdo en el seno del Ejecutivo, incluidos los gabinetes de José Luis Escrivá y Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz, la ministra revelación, es de la que todo el mundo habla. "El futuro de Podemos", decían ya las voces más autorizadas de las tertulias políticas. Volcada en las elecciones de su "país", Galicia, interviene desde hace semanas en sede parlamentaria en clave electoral. Pues le ha servido para que el partido que representa como ministra haya desaparecido de la Junta de Galicia, perdiendo los 14 diputados que ostentaba la formación en la comunidad autónoma.
El ingreso mínimo vital levantó fricciones desde el primer momento en el País Vasco
El ingreso mínimo vital también les salió mal en el País Vasco. Desde el principio, las fricciones de Ajuria Enea con la Moncloa surgieron a cuenta de lo siempre: el autogobierno. De hecho, el PNV apoyó el ingreso mínimo vital del Gobierno a cambio de que se transfiera su gestión. Dicho y hecho. "No vamos a dejar que por estas minucias me estropeen la publicidad", debió pensar Iglesias. Pero los votantes vascos se acordaron ayer de esta terrible intromisión en su autogobierno y lo penalizaron como, a su juicio, se merecía.
Quizás este análisis no sea más que una visión sesgada de la realidad. Puede que lo que haya pasado es que, escándalo tras escándalo, el votante de Podemos, aquel que creía en el cambio, se haya desencantado ya de Iglesias. El Caso Dina, sobre el que Iglesias montó toda su última campaña electoral, ha explotado en pleno seno del partido. Su forma de hacer política virando bruscamente a diario, sus cientos de excusas para no aceptar ni una sola responsabilidad jamás, el burdo desvío de la atención, con Franco y Juan Carlos I incluidos, no ha servido esta vez. Y, al darse de bruces con esta realidad, Iglesias ha pedido autocrítica. Seguramente no para él, sino para sus candidatos. Que siga la autopromo.