Opinión

Europa al rescate de Sánchez

El recate europeo a Pedro Sánchez hunde la estrategia cortoplacista del PP

Si algo han tenido de novedosas las dos últimas comparecencias de Pedro Sánchez es que, por primera vez desde que está al frente del Ejecutivo, admitió que va a tener que hacer recortes, y que ha querido dejar claro, con rotundidad y con firmeza, su convencimiento de que va a terminar la legislatura. Y ambas cosas están relacionadas y tienen un mismo origen, el rescate de la Unión Europa. Rescate que no sólo es a España y a nuestra economía, sino que fundamentalmente es un rescate encubierto a Sánchez, a su persona y a su gobierno, en su forma actual de coalición o con otra, pero siempre con Sánchez y a mayor gloria de Sánchez.

Bajo el paraguas de la necesidad imperiosa de salvar a Francia e Italia, Bruselas ha premiado a Sánchez con la parte del león de un plan europeo de recuperación del que España percibirá 144.446 millones de euros, de los que 77.324 millones serán transferencias directas y 63.122 prestamos a devolver y con una condicionalidad muy asumibles y cuyo requisito esencial es la presentación de un plan español de recuperación, a ser posible consensuado, para enfrentar las consecuencias de la crisis en términos de ingresos y gastos, garantizando la sostenibilidad de las finanzas.

Los fondos del plan europeo de recuperación son, más que un rescate a España, un rescate encubierto a Pedro Sánchez, a su persona y a su gobierno

Y Sánchez ya se ha apresurado a anunciar que las medidas de recuperación económica que prepara el Ejecutivo español estarán "alineadas con las que diseña Europa". Es el precio de su rescate y como aseguran responsables socialistas próximos a la Moncloa, "está dispuesto a pagar para garantizar su supervivencia". Retrasar la edad de jubilación, ampliar los periodos de cotización, mantener los puntos esenciales de la reforma laboral y adelgazar la Administración, son algunas de las medidas que deberá cumplir pero que, piensan, sin excesivo coste electoral.

La duda está en si esos recortes de gasto serán asumibles para un Pablo Iglesias y su Unidas Podemos, en claro retroceso en las encuestas de intención de voto y que está en el Gobierno no para gestionar sino para tensionar la sociedad y erosionar las instituciones hasta destruir el sistema de libertades y el Estado de Derecho surgido de la Transición y el régimen constitucional del 78.

Endurecer las condiciones de jubilación y mantener los puntos esenciales de la reforma laboral son algunas de las condiciones que Sánchez está dispuesto a pagar como precio del rescate

Pero eso no será problema para Sánchez. Por si eso ocurre, los citados responsables socialistas, apuntan que el Presidente y su mentor Iván Redondo, se han preocupado ya de potenciar su renovado idilio con Ciudadanos, a quién ahora cuida regalando con cantos de sirena el ego y el protagonismo de la bella Inés, para incorporarlos a esa coalición Frankestein que le permitiría aprobar los Presupuestos. Y se ha asegurado también mediante prebendas económicas y de competencias, el apoyo de los independentistas catalanes de ERC y del PNV, un partido ultraconservador amén de nacionalista, a quién, por cierto, no le hace ninguna gracia Podemos ni sus totalitarios postulados económicos.

El éxito de la emisión del Tesoro de la última semana, la primera sindicada de un bono a 20 años por importe de 12.000 millones de euros, con una demanda que ha superado los 78.300 millones a menores tipos de interés es un síntoma evidente de que los mercados saben ya que los fondos europeos están preparados para rescatar a Sánchez. Reforzado también con la candidatura para presidir el Eurogrupo de Nadia Calviño, partidaria de la ortodoxia económica, y cuyo nombramiento obligaría al Ejecutivo de Madrid a dar ejemplo compromiso y cumplimiento de las condiciones europeas.

Iglesias está en el Gobierno para erosionar las instituciones y romper el Estado de Derecho surgido de la Transición

A eso juegan ya los mercados, al rescate de Sánchez que, por derivación implica el hundimiento de la estrategia de Pablo Casado y el Partido Popular que habían apostado por una legislatura corta, fiando en que Europa forzaría la caída de un Gobierno al que Felipe González ha comparado con el "camarote de los hermanos Marx", sin reparar, o tal vez sí, que Sánchez es el más fiel discípulo de Groucho cuando decía aquello de "estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros". Como se lamentaba un veterano dirigente popular, "con Europa hemos topado y nosotros seguimos divididos y en la inopia".

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