
Si alguien pensaba que la volatilidad había desaparecido de los mercados, ahí están Irán y EEUU para recordarnos lo contrario. Y habrá más recordatorios. Si hay algo que siempre es cíclico, es la volatilidad. Quienes estuvieran preocupados por haberse quedado fuera del rally bursátil y no encontraran el momento de entrar, que echen un vistazo a la montaña rusa que es históricamente el índice VIX (índice de volatilidad del mercado de futuros). No les van a faltar oportunidades.
El atentado - directo y sin "intermediarios" - de EEUU sobre un general iraní no sólo nos recuerda que Donald Trump es sinónimo de volatilidad, sino que, en campaña electoral, lo será todavía más. Lo de generar unidad entorno al presidente frente al enemigo exterior es ya un clásico de las elecciones norteamericanas. Y quede claro que no tomo partido. De hecho, los iraníes llevaban tiempo provocando - atacar con drones una refinería saudí no es poco- pero en lo que tenemos que centrarnos como inversores no es en quien es el "malo", sino en cuales son las consecuencias de estos hechos. Y la primera es recordarnos, como dije desde estas mismas páginas, que la presidencia de Trump sería el paraíso del trader y que este año no va a ser diferente.
El Eurostoxx sufrirá cuando Trump oriente sus cañones hacia la relación comercial con la UE
Porque luego vendrá la fase dos de las negociaciones con China, mucho más peliaguda que la primera. En esa segunda fase es cuando se entrará en temas realmente delicados y coincidirá con la campaña electoral norteamericana. Tengan la seguridad de que a lo largo de esa negociación surgirán momentos de alta tensión, ergo correcciones en los mercados.
Luego la volatilidad se trasladará a Europa, cuando Trump oriente sus cañones hacia las relaciones comerciales con la eurozona. Y coincidirá con las negociaciones del Brexit. Imagínenselo: Donald Trump y Boris Johnson dándole "caña" como un solo hombre a los mediocres y débiles políticos europeos. Se notará en el Eurostoxx.
Hablando de la eurozona: tampoco descartemos nuevos episodios de inestabilidad política. La distancia económica entre el norte y el sur de Europa no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado. Es una situación inestable. Tan inestable como la que está provocando la destrucción de las clases medias europeas y el continuo deterioro económico de las clases bajas. Esas situaciones son el caldo de cultivo de nacionalismos y populismos. De los nacionalismos, porque no hay mejor solución que echarle la culpa al enemigo externo. De los populismos, porque no hay nada como echarle la culpa a "los ricos". Así se evita que la gente le eche la culpa a quien de verdad la tiene, que son los que están gobernando o han gobernado recientemente. Pero esa inestabilidad política que fuerza las costuras de las democracias también genera volatilidad bursátil.
Los factores de tensión global suponen oportunidades de compra en bolsa
Quien lea todo lo anterior pensará que me he unido al colectivo de los vendedores de miedo que ofrecen protección para captar clientes o generar seguidores. Para nada: la mayoría de los factores de tensión que he mencionado me parecen oportunidades de compra, no de venta.
Salvo que cualquiera de ellas se saliera de control, es decir, que de la escaramuza se pase a la guerra, de la tensión comercial al conflicto abierto o del populismo de mitin a la salida del euro, si se quedan en amagos serán, en mi opinión, oportunidades de subirse a una tendencia alcista. Una tenencia que viene apoyada por la existencia de una enorme cantidad de dinero aparcada en fondos de renta fija, bonos cuentas corrientes y depósitos cuya rentabilidad es cero o negativa.
En un escenario así, un dividendo del 3%, como el que ofrece de media la bolsa europea, o cercano al 2% en el caso del conjunto de las bolsas mundiales excluido Japón (donde el dividendo históricamente siempre es mínimo o inexistente), el atractivo de la renta variable frente a la renta fija es evidente. Y un PER de 20 en la bolsa norteamericana, la economía con crecimiento más sólido y líder de la revolución digital tampoco es para asustarse. De hecho, está en la media histórica.
Mirando a medio y largo plazo es evidente que es muy difícil jubilarse en condiciones colocando el dinero al 0%. Esto lo saben los trabajadores y lo saben las compañías de seguros que gestionan sus planes de pensiones privados. Y lo mismo se puede decir de los fondos de inversión, cuyos clientes no aguantarán eternamente rentabilidades negativas o nulas, especialmente con las altas comisiones de gestión que se aplican en algunos países (España es un caso paradigmático). No, a la larga toda esta volatilidad es dura, pero representa una gran oportunidad para recolocar las inversiones de cara al futuro.
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