
Los ecos de la escalada de tensión entre EEUU e Irán de la semana pasada, se dejaron notar en las bolsas.
En particular, el S&P encadena dos sesiones de descensos; con todo, es muy pronto para dar por sentenciado el rally bursátil iniciado en diciembre. No en vano el índice estadounidense aún cotiza un 1 por ciento por encima de los soportes que deben vigilarse. No hay lugar para el pánico, por tanto, pero sería una imprudencia caer en la complacencia. El escenario de sobreoferta de crudo que se descontaba para 2020 está ahora en entredicho. De hecho, Irán cuenta con múltiples palancas para convulsionar el mercado (desde bloquear el estrecho de Ormuz hasta volver a atacar yacimientos de países aliados con EEUU) y su respuesta es aún impredecible.
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