Opinión

Trump y su política económica ante las elecciones de 2020

Las elecciones de 2020 marcan las medidas de Donald Trump

Trump quiere salir reelegido como presidente en las elecciones de noviembre de 2020. Y estas elecciones no las gana quién tiene más votos populares, sino quién obtiene más votos en el Colegio Electoral. Por esas razones, obviamente políticas, lo más probable es que en los próximos meses asistamos a más proteccionismo y a más presiones a la Reserva Federal para que rebaje los tipos de interés. Para China y, especialmente para Europa, no son buenas noticias, pero es lo que hay.

Trump perdió las elecciones presidenciales hace cerca de tres años en voto popular. Ahora la situación no es mucho mejor, ya que en las elecciones a la Cámara de Representantes, las únicas a nivel nacional, perdió la mayoría a favor de los demócratas, que obtuvieron una clara victoria. Y todo esto ocurrió aunque Estados Unidos está atravesando un momento dulce en su economía, con tasas de crecimiento rondando o incluso superando el 3 por ciento, y con la tasa de desempleo por debajo del 4 por ciento y cayendo. En estas condiciones, la primera conclusión es que Trump seguirá presionando para que el empleo dentro de EEUU siga creciendo a corto plazo, independientemente de lo que considere la Reserva Federal la mejor política a medio plazo para la economía norteamericana.

Washington elevará en los próximos meses su presión sobre la Fed para que rebaje los tipos

La rebaja fiscal de Trump ha llevado a que se recauden menos impuestos, y en consecuencia, a un incremento del déficit hasta el 3,9 por ciento del PIB, el nivel más elevado desde 2012. Ante esto, un planteamiento ortodoxo no llevaría a una rebaja de los tipos de interés, que están en niveles históricamente bajos, aunque sean más elevados que en Europa. Sin embargo, la administración Trump no quiere que se frene la creación de empleo, y el tener una moneda fuerte es un problema. Si los interese siguen más elevados en Estados Unidos que en Europa y Japón, la demanda de dólares crece, y por tanto la moneda se encarece, lo que hace a los productos y servicios norteamericanos menos competitivos. Esto lleva inexorablemente a menos y peor empleo en EEUU, lo que no favorece precisamente la reelección del actual presidente.

Pero más allá de factores generales, está la cuestión del Colegio Electoral, donde se deciden las elecciones. Cada Estado, en función de su población, elige delegados al Colegio Electoral de 538 compromisarios ligados por mandato imperativo. Este colegio elige al presidente, para lo que se necesitan 270 votos, la mayoría absoluta. En las últimas elecciones, Trump, perdiendo en voto popular, obtuvo una mayoría de 306 votos frente a 232 de Hillary R. Clinton. Obviamente, aspira a repetir este resultado o, como mínimo obtener 270 votos.

Las tensiones comerciales continuarán hasta que se celebren los comicios

Veamos, la América rural votó republicano, mientras que las ciudades y los Estados de ambas costas votaron demócrata. Esto no parece que vaya a cambiar. En cualquier caso, las presiones sobre los subsidios agrícolas europeos, o la idea de imponer un arancel al vino francés, en represalia por el impuesto digital que Macron quiere implantar, son claramente guiños a la América rural. Esto da lugar a un virtual empate que resuelven, casi sistemáticamente los votos de los denominados swing states o estados pendulares o bisagras.

Para ganar, a Trump le bastan los votos de los Estados que ya en 2012 votaron republicano, que repitieron en 2016 y que suman 206 votos, siempre que se añadan los cuatro Estados de los Grandes Lagos: Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Ohio, que suman 64 votos. Estos cuatro Estados votaron por Barack Obama en 2008 y 2012, fueron clave en 2016 al votar a Trump, y probablemente volverán a ser decisivos en 2020. Si a los 232 votos que obtuvo Hillary Clinton se le añaden también estos 64 votos, entonces los demócratas volverían a ganar las elecciones presidenciales en 2020. Por supuesto, queda otro Estado clave, Florida, que elige 29 compromisarios, pero que, muy probablemente, no sería decisivo si los cuatro Estados de los Grandes Lagos votan por el mismo candidato. Si no es así, ese Estado podría a volver a ser la clave de las elecciones y allí Trump solo ganó por un 1,4 por ciento.

Los Estados de los Grandes Lagos son una zona particularmente afectada por la desindustrialización derivada del traslado de fábricas hacia otras zonas del mundo con mano de obra más barata. Aquí, el mensaje de Trump, absolutamente contrario al libre cambio y a los tratados de libre comercio fue determinante. Pensemos en una ciudad como Detroit, en Michigan, literalmente en quiebra, donde antes se producían los automóviles que conducían los norteamericanos. Aquí, cualquier otro candidato del Partido Republicano, tradicionalmente favorable al libre comercio, hubiera fracasado. Sin embargo, el planteamiento de Trump, consistente en imponer un arancel del 35 por ciento a la importación de coches procedentes de México, sonó a música celestial, tanto para los desempleados de las fábricas, como especialmente a los que veían sus empleos industriales en peligro, lo que acabó llevándole a la presidencia.

Por esas razones, mucho me temo que la política proteccionista de Trump, especialmente contra la "gran fábrica del mundo" que es China, continuará, porque simplemente se juega la presidencia en esa política. Por supuesto, China y Europa no se plegarán como tuvo que hacer México a la política de Trump.

En esas condiciones, pese a las relativas buenas noticias de la última reunión del G-7, lo más probable es que las tensiones políticas y monetarias continúen, por lo menos hasta las elecciones presidenciales y legislativas norteamericanas en noviembre de 2020. Después, lo que ocurra, como siempre, dependerá del resultado.

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Comentarios 1

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Carmen
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En Contra

El empleo en USA puede cambiar muy rápido y darse cuenta esos votantes cuyo proteccionismo sonaba a música celestial, que no es buena idea.

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