
El beneficio que la banca española logra en nuestro país rompe su racha de dos años al alza. En el pasado semestre sus ganancias sufrieron una caída interanual del 15 por ciento.
Sería un error ver en el bache un traspié temporal. El final de año será duro para las entidades ahora que se prevé una reducción de tipos por parte del BCE en el entorno de 20 puntos básicos. La experiencia muestra que recortes de esa cuantía minaron en un 30 por ciento la previsión de beneficios del sector. No cabe esperar otro efecto ahora que siguen actuando problemas tan graves como la escasez de la demanda solvente de crédito. Atraerla obligará a los bancos a ser agresivos en sus ofertas, pero la ganancia de rentabilidad aún exigirá esfuerzos como más recortes de gastos o incluso fusiones.
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