
Cuidar un coche implica mucho más que llenar el depósito y conducir sin accidentes. Cada vez que el motor arranca, hay detrás una maquinaria compleja que está compuesta por decenas de piezas y que necesita un cuidado constante para evitar fallos inesperados. Y es que aunque algunos componentes no parecen demasiado relevantes, cualquier pequeño detalle puede provocar que el vehículo necesite pasar por el mecánico antes de lo que debería.
Para alargar la vida útil de un coche es importante revisar de vez en cuando que todo sigue funcionando correctamente. En este sentido, hay muchos conductores que se centran en los elementos más evidentes como las ruedas o la batería y se olvidan de piezas menos conocidas pero que también son importantes. Un buen ejemplo es el caudalímetro, que puede provocar una avería general en el motor si no funciona como debería.
La importancia de esta pieza
Aunque es un gran desconocido para buena parte de los conductores, el caudalímetro es un componente esencial del motor en un vehículo. También conocido como MAP (Manifold Absolute Pressure), se trata de un sensor que mide cuánto aire entra al motor para permitir que se produzca la mezcla más adecuada con la gasolina.
Concretamente está ubicado en el sistema de admisión, entre el filtro de aire y el motor, y permite que el sistema calcule cuánto combustible hay que inyectar para hacer la mezcla en función del aire que ha entrado. Por lo tanto, es una pieza sin la que el motor no podría arrancar por no ser capaz de calcular la cantidad de aire necesaria para la combustión. Además, reduce el consumo de gasolina o diésel, evita la emisión de gases contaminantes y aporta la potencia que el vehículo necesita para circular.
El problema es que con el paso del tiempo puede comenzar a fallar. Una de las principales causas es la suciedad acumulada. Ya sean por los restos del filtro de aire, la carbonilla generada por una mala combustión o simplemente por la humedad, la obstrucción del sistema provoca que el caudalímetro pierda precisión. Es entonces cuando comienza a fallar, suponiendo un riesgo para todo el vehículo.

Fallos en el sistema
Hay varias señales para detectar un fallo en el caudalímetro antes de que sea demasiado tarde. Según el RACE, algunos de los síntomas son la dificultad a la hora de arrancar, el ralentí inestable con el motor en marcha o la pérdida de potencia. Del mismo modo, si el coche da tirones o emite demasiados gases contaminantes, podría deberse a un fallo en este componente.
Por último, hay que tener en cuenta que si el motor trabaja demasiado tiempo con el caudalímetro demasiado sucio, cabe la posibilidad de que se dañen otras piezas como el catalizador, las bujías o los inyectores. En definitiva, es mejor sustituir esta pieza si se detecta un fallo en la misma, ya que es una reparación rápida y a priori sencilla que puede evitar un problema muy grave.
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