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Riesgo en verano: qué son las ruedas cristalizadas y por qué el sol puede arruinar tus neumáticos

Con el calor extremo, un fenómeno poco conocido comienza a afectar seriamente a los vehículos: la cristalización de los neumáticos. Una advertencia que lanza Euromaster sobre un peligro que puede comprometer la seguridad al volante sin que el conductor lo note a simple vista.

Los neumáticos son el único punto de contacto entre el vehículo y el asfalto. Su correcto estado no es solo una cuestión de mantenimiento, sino un factor esencial para la seguridad vial. Sin embargo, cada verano se intensifica un problema que muchos conductores desconocen: la cristalización de las ruedas.

Según Euromaster, red especializada en mantenimiento de vehículos, el proceso de cristalización convierte el caucho del neumático en un material más duro y quebradizo. Esta transformación, que ocurre de forma silenciosa, deteriora notablemente la adherencia al asfalto y compromete el rendimiento de frenado, especialmente en situaciones críticas.

¿Qué causa la cristalización?

Se identifican tres factores que, especialmente durante el verano, aumentan el riesgo de que los neumáticos sufran este deterioro:

-Exposición prolongada al sol: la radiación ultravioleta altera la composición química del caucho, degradando su estructura interna.

-Temperaturas extremas: tanto el calor como el frío intensos pueden afectar la elasticidad del neumático, haciendo que pierda flexibilidad con el tiempo.

-Almacenamiento inadecuado: guardar los neumáticos en lugares calurosos, húmedos o expuestos a la luz acelera su cristalización. La recomendación es mantenerlos en espacios frescos, secos y oscuros.

¿Cómo detectar ruedas cristalizadas?

Detectar el problema a tiempo puede evitar accidentes graves. Es recomendable estar atento a los siguientes signos:

-Grietas visibles en la superficie del neumático, indicativas de deterioro estructural.

-Pérdida de elasticidad, que se percibe al tacto o en la respuesta del neumático al rodar.

-Ruidos anómalos como zumbidos o roces durante la marcha.

Ante cualquiera de estos síntomas, se aconseja una inspección profesional inmediata. Ignorar estos indicios puede derivar en consecuencias severas, como un aumento en la distancia de frenado, pérdida de control en curvas, o incluso reventones a alta velocidad. Asimismo sería recomendable revisar el estado de los neumáticos tras los meses de calor y no confiarse por el simple hecho de que la rueda "aparente estar bien". Un neumático cristalizado puede conservar su forma, pero ya ha perdido buena parte de sus capacidades técnicas.

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