Europa presencia el inicio de un fenómeno que, sin duda, marcará el porvenir del sector automovilístico europeo. Los modelos de marcas chinas, más baratos a igualdad de prestaciones, comienzan a abarcar cada vez más y más cuota de mercado. Así, logotipos de marcas como MG, Lynk & Co o DR son cada vez más visibles por las calles del viejo continente.
Como te contamos en elEconomista, durante los cuatro primeros meses del 2023 en España se han matriculado 8.895 modelos de origen chino, un volumen cuatro veces superior al registrado en el mismo periodo del año anterior.
Este mismo fenómeno se reproduce, aunque con otras magnitudes, en otros países de Europa. En Francia, aunque las patronales no poseen datos respecto al año 2022, sí que muestran que en este 2023 se han vendido durante el primer trimestre más de 6.000 vehículos de firmas chinas. Y según explica el diario parisino Libération, la mitad de los vehículos vendidos en Francia durante el mes de abril se han ensamblado fuera de la Unión Europea.
Preocupado por el auge de este fenómeno, y sobre todo por que pueda perjudicar a las fábricas nacionales, Francia ha sido el primer país de Europa en tomar cartas en el asunto.
Ayudas solo a coches europeos
El pasado jueves 11 de mayo, el presidente francés, Emmanuel Macron, habló durante una conferencia titulada 'Accelerer notre reindustrialisation' (Acelerar nuestra reindustrialización). Esta conferencia, celebrada en el Palacio del Elíseo, acogió a algunos representantes de la industria nacional, y sirvió como escaparate de algunas medidas que el ejecutivo francés pretende desarrollar para impulsar la industria francesa.
Entre otras, una de las más llamativas ha sido la supuesta modificación de las ayudas a la compra de vehículos eléctricos. Según lo anunciado por Macron, las nuevas ayudas económicas a la compra de vehículos eléctricos solo se van a ofrecer a coches fabricados en Europa.
De forma similar a como ocurre en España, donde disponemos del Plan MOVES, por el que se pueden obtener hasta 9.000 euros al comprar un vehículo eléctrico, en Francia existe un incentivo económico de hasta 7.000 euros. Y esta ayuda, actualmente vigente, no hace distinción en cuanto a la procedencia de los automóviles.
Restringir directamente estas ayudas a los coches chinos podría contravenir las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Sin embargo, Macron parece haber encontrado una fórmula para, en la práctica, efectuar esta medida de forma legal.
"Vamos a apoyar las baterías y los vehículos fabricados en Europa porque su huella de carbono es buena, no vamos a utilizar el dinero de los contribuyentes franceses para impulsar la industria no europea", indicó el presidente durante su intervención.
La clave para lograr esta protección a la industria francesa (y a la europea) no estaría en la procedencia del vehículo, sino en la huella de carbono durante su fabricación; un aspecto en el que, indudablemente, Europa sale ganando frente a las regiones asiáticas al disponer de un mix energético menos contaminante (al no depender tanto del carbón). Y del mismo modo, esta modificación también impediría que otros mercados, como el americano, se beneficiasen de estas ayudas.
Una vez anunciada la reforma del programa de ayudas, Gobierno francés dispone hasta finales de año para desarrollar el texto íntegro y que la medida entre en vigor.