
Una de las consecuencias de la ralentización económica prevista para los próximos años puede ser el retorno del scrip dividend (o retribución en acciones) cuando parecía que tenía los días contados. Así lo advierte la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que considera que el repunte de los pagos en títulos de las cotizadas españolas visto en 2018, tanto por número de operaciones como por importe, podría marcar un cambio en la tendencia después de tres años a la baja.
"Ante un escenario de menores perspectivas de crecimiento, es posible que las compañías estén optando por reducir de nuevo la remuneración en efectivo en beneficio del pago en acciones con el objetivo de retener en el balance mayores recursos financieros de cara al futuro", asegura el organismo regulador en su Informe anual 2018 que se hizo público ayer.
El año pasado se cerró con hasta quince ampliaciones de capital liberadas vinculadas a las políticas de dividendo elección (o scrip dividend), dos más que en 2017, y también repuntó el importe de las mismas un 2,8%, hasta los 3.915 millones de euros. Lo llamativo es que los dos años previos la caída de las ampliaciones de capital por dividendos en papelitos habían caído un 38,7% de 2015 a 2016 y otro 35,5% de cara a 2017.
"Es posible que las compañías estén optando por reducir de nuevo la remuneración en efectivo con el objetivo de retener en el balance mayores recursos financieros"
Uno de los ejemplos más evidentes de este nuevo giro de timón de las compañías nacionales ha sido el protagonizado por Banco Santander. Su dividendo en scrip -actualmente mantiene uno de los cuatro pagos anuales por esta vía- estaba llamado a desaparecer este ejercicio. Sin embargo, la entidad no solo no lo anulará, sino que tampoco tiene previsto -como sí adelantó- aprobar la recompra de acciones que, en principio, realizaría para aminorar la dilución para los accionistas.
El gestor de la bolsa nacional, Bolsas y Mercados Españoles (BME), ya remarcó el cambio de tendencia visto el año pasado. Según sus datos, nueve firmas utilizaron esta fórmula para retribuir a sus inversores durante 2018. Los pagos en especie representaron el 14% del total de dividendos repartidos el ejercicio pasado en la bolsa española.

En este mismo informe, la CNMV se refiere a la sequía -ya conocida- que sufrió el mercado nacional el año pasado en lo que a salidas a bolsa se refiere. "Las ofertas públicas de valores se redujeron a una única operación de una compañía inmobiliaria (Metrovacesa), por un importe algo superior a los 700 millones de euros, apenas la cuarta parte de los casi 3.000 millones de euros captados en las siete OPV de 2017", apunta el organismo.
Cboe, principal competidor
BME que lleva años compitiendo contra el auge de las denominadas plataformas alternativas de negociación ya ha identificado a su competidor más directo: Cboe. Este gestor -que opera a través de Chi-X y BATS- dio el salto en 2018 hasta lograr una cuota de mercado del 80% de toda la negociación que no pasa por manos de BME, que sigue siendo el principal actor con el 70% del mercado, frente al 30 que logra Cboe. El salto es significativo considerando la caída de todos los operadores, con la excepción de BATS, donde el efectivo negociado se multiplicó por dos en un año, hasta los 171.500 millones de euros -que junto a Chi-X suman 278.000 millones frente a BME, con 580.000-.
La capitalización de la bolsa española cayó un 15% -hasta los 592.662 millones, la cota más baja del último quinquenio ante la pérdida de valor de las cotizadas y también ante el número de opas -como Abertis-. Un 0,84% de la capitalización estaba a cierre de 2018 en manos de los cortos, 0,14 puntos más que en 2017, con especial virulencia sobre Dia, OHL y Cellnex. La CNMV no publica las posiciones agregadas de los bajistas desde el 1 de enero de este año.
Los bancos y Mifid II
Mifid II, la directiva europea que intenta introducir más transparencia en la información que reciben los inversores sobre los productos financieros que contratan y los costes asociados, está aún lejos de ser una realidad plenamente asumida por las entidades financieras españolas, que se muestran muy renuentes a la hora de facilitar estos datos de forma precisa y clara a sus clientes, según se desprende del último informe anual de la CNMV.
El regulador español realizó el año pasado lo que denomina una "revisión horizontal" para analizar el grado de adaptación de Mifid II entre una muestra representativa de 15 entidades, y las conclusiones no dejan en muy buen lugar a las firmas. La mayoría de las entidades optaron por el modelo de asesoramiento no independiente para continuar cobrando retrocesiones de las gestoras internacionales.
Mifid II está lejos de ser asumida realmente por las entidades españolas, muy renuentes a la hora de facilitar los datos
De ahí que se haya popularizado la gestión discrecional de carteras, que acumulaba hasta 69.000 millones de euros de patrimonio a finales de diciembre, según los datos de Inverco, y representa ya el 21 % de la distribución total de fondos en España. Un negocio muy jugoso para las entidades que sin embargo, esconde algunas lagunas informativas para los clientes.
Según el estudio, "no todas las entidades habían establecido herramientas que les permitiesen la identificación, asignación y transferencia de los incentivos percibidos a sus clientes", sobre todo para distinguir a las clases limpias de los fondos de las que sí pueden retener una parte de la comisión.
Además, muchas firmas han considerado como valor añadido la mera inclusión de buscadores o comparadores de los fondos vendidos, pero según aclara la CNMV en su informe "hay que tener en cuenta que los comparadores no siempre permiten contrastar simultáneamente" fondos y sociedades del grupo con las de terceros mientras que "los informes de rentabilidades y costes no siempre se refieren a cada uno de los instrumentos en cartera, lo que se considera insuficiente", una forma elegante del regulador de denunciar la falta de diligencia por parte de los bancos.
La falta de transparencia no termina aquí. La CNMV también recoge que los inversores no pueden conocer exactamente los costes de transacción que no estén incluidos en el documento de datos fundamentales o DFI en los que han incurrido los fondos y las sociedades.
Documentos que, según el regulador, incurren en varias deficiencias perjudiciales para los clientes de las entidades analizadas, como su excesiva generalidad o la falta de un soporte duradero en el que recibir la información, tal y como exige la directiva europea.
Estas inconcreciones no se limitan a los fondos. En la compraventa de valores de bolsa o de renta fija, también regulados por Mifid, la CNMV también considera insuficiente que las entidades solo aporten un importe estandarizado y sobre tarifas máximas, en lugar de informar sobre el precio de cada operación en tramitacion, y que no separen los costes correspondientess al producto y los servicios.