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La banca sufre pérdidas extra con la venta de 'activos tóxicos'

  • Sabadell, CaixaBank, Bankia e Ibercaja asumen 'números rojos'
  • Las desinversiones generan un aumento de la solvencia
Foto: Archivo.

La banca ha acelerado en la recta final del año la venta de carteras de activos tóxicos con el objetivo de limpiar su balance y conseguir ahorros de costes futuros. Sin embargo, estas operaciones van a generar el reconocimiento de pérdidas adicionales en un primer momento, en el cierre de la mayor parte de las transacciones.

Según los cálculos realizados por las propias entidades, estas desinversiones van a suponer el afloramiento de minusvalías extra de más de 280 millones de euros, ya que el precio pactado con los fondos de inversión -que son los compradores de estos lotes de préstamos deteriorados e inmuebles adjudicados por impagos- es inferior al valor neto de las provisiones que el sector ha realizado para cubrir este tipo de activos, que supera de media el 50% de la tasación bruta de los mismos.

En los últimos meses, desde el inicio del verano, los bancos han desaguado improductivos por un importe nominal de unos 40.000 millones, siendo los más activos CaixaBank y Sabadell. Con anterioridad, Santander y BBVA llevaron a cabo una limpieza significativa de este lastre con acuerdos por un montante similar, aunque también han formalizado nuevos traspasos a estos inversores. Los inmuebles y los créditos insolventes suponen una carga administrativa y económica para el sistema financiero y su gestión limita el tiempo operativo que dedican al negocio ordinario y rentable.

Presión del BCE

Desde hace tiempo el Banco Central Europeo (BCE), organismo supervisor único, está instando a todas las entidades a que reduzcan a la mayor velocidad posible estos activos con el fin de mejorar la capacidad de generación de beneficios. Los grupos españoles se han puesto manos a la obra, a pesar de que en principio se anoten mayores pérdidas.

El Sabadell, con la desinversión de la mayor parte de sus activos tóxicos, por su parte, contabilizará minusvalías de 124 millones de euros. En verano llegó a un acuerdo para vender dos carteras por importe bruto de unos 12.000 millones. En el primer lote, las pérdidas ascienden a unos 92 millones, mientras que en el segundo son de 32 millones. El capital de la entidad de origen catalán, por contra, experimentará una subida de 0,16 puntos porcentuales, según sus propias estimaciones.

En su caso, la venta por separado de la plataforma de gestión inmobiliaria Solvia compensará con creces estas minusvalías, ya que esta operación generará al banco unas ganancias de 138 millones.

Bankia, en su estrategia de seguir la tendencia del sector y de aprovechar el apetito de los fondos, decidió hace unas semanas formalizar la desinversión de un paquete de inmuebles valorados en unos 3.070 millones, una transacción que conllevará unas pérdidas de 85 millones de euros adicionales a las ya registradas. El grupo nacionalizado, en cambio, verá incrementar su solvencia en 0,13 puntos porcentuales y prevé un ahorro de costes para los próximos tres ejercicios de 200 millones.

Los riesgos futuros no se despejan del todo para las entidades, que siguen manteniendo participaciones

Ibercaja, que la semana pasada anunció la venta de pisos por 552 millones, también se anotará unos números rojos de 31 millones por avanzar en la limpieza de su balance, mientras que CaixaBank, que cerró recientemente el traspaso de todo su negocio inmobiliario, se apuntará 40 millones negativos en la cuenta. En su caso, que incluye la plataforma de gestión Servihabitat, calcula que obtendrá un recorte de los costes de 550 millones en los próximos tres ejercicios.

BBVA, que es el último banco en anunciar una operación, ha rectificado sus cálculos y aclara que se apuntará en las cuentas unos beneficios positivos por la venta de unos 1.500 millones de euros en préstamos hipotecarios. En concreto, el grupo que presidirá a partir de la semana que viene Carlos Torres se anotará un beneficio de 150 millones netos de ajustes e impuestos. Espera, además, un ligero impacto positivo -no cuantificado- en la ratio de solvencia de máxima categoría.

Los riesgos futuros no se despejan del todo para las entidades, ya que en la mayor parte de estas operaciones mantienen una participación de en torno al 20% en los vehículos creados junto a los bancos para materializarlas. Si la venta posterior de los activos por parte de estas sociedades de nueva configuración se realiza a precios inferiores, debido a una ralentización de la economía y del sector inmobiliario, tendrán que asumir pérdidas adicionales, en proporción a la participación accionarial. En algunos casos esta situación ha sido reclamada por el supervisor.

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