
Después de la peor Nochebuena de la historia de la bolsa estadounidense, que ha dejado a los grandes índices de Wall Street controlados por los bajistas, muchos inversores estarán preguntándose qué es lo que está moviendo ahora a las bolsas. Los riesgos son muchos, y uno de los últimos que se han materializado es una posible falta de liquidez para financiar a las compañías de la bolsa estadounidense, que pueda terminar llevándose por delante los precios de las acciones de las empresas de Wall Street.
Tras reconocer Steven Mnuchin, secretario del Tesoro estadounidense, que habló el domingo con los mandamases de la gran banca estadounidense, y que estos le confirmaron que tienen "suficiente liquidez disponible" para atender las necesidades de los mercados, los inversores entraron en modo pánico el lunes, como si el secretario del Tesoro hubiese destapado un peligro hasta entonces desconocido.
El miércoles, sin embargo, fue una jornada de recuperación, con los grandes índices americanos, el Dow Jones y el S&P 500, sumando ambos cerca del 5% y dando un respiro a los inversores. Pero esto no cambia la situación de fondo que explica Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader: "La pérdida de los mínimos que marcaron los índices estadounidenses durante el primer trimestre del año nos advierte de que estamos muy probablemente ante un cambio de tendencia, de alcista a bajista", señala. Eso sí, el rebote podría ayudar a identificar un nuevo suelo para las bolsas americanas.
La renta fija ha tenido un papel importante en 2018: desde principios de octubre, cuando el Dow Jones marcó sus máximos históricos, el bono estadounidense a 10 años ha subido un 4% de precio. Su rentabilidad ha pasado del 3,23% hasta el entorno del 2,75% actual, y esta caída parece haber tenido un impacto en el ánimo de los inversores en bolsa.
La falta de liquidez en el mercado para financiar a las empresas que cotizan puede estar preocupando a algunos inversores. Durante el mes de noviembre las emisiones de deuda corporativa por parte de las empresas estadounidenses con grado de inversión se han reducido un 21% respecto al mismo periodo del año anterior, pasando de 119.400 millones de euros hasta 94.300 millones este año, según los datos que publica Sifma, asociación estadounidense de firmas de inversión, bancos y empresas de gestión de patrimonio. El miedo a comprar bonos con una rentabilidad menor de la que podrían dar en el futuro, por las potenciales pérdidas que pueden generar, estaría reduciendo la demanda de bonos corporativos. Así, el mercado podría estar incrementando las ventas de acciones por el temor a una sequía en la liquidez que necesitan las empresas para invertir y llevar a cabo su actividad, y el intento de tranquilizar a los mercados de Mnuchin no habría hecho sino aumentar el miedo.
Otros problemas
El mercado es una maraña de instituciones y entidades, de fondos de inversión con distintos enfoques, de gigantescas corporaciones y de pequeños inversores, que actúan según diferentes criterios. Por ello, una explicación exclusiva que explique el comportamiento la bolsa puede resultar simplista.
El gran riesgo de fondo es el miedo generalizado al frenazo en el crecimiento económico y a una recesión, que queda patente si se analiza el aplanamiento de la curva de tipos de interés en Estados Unidos, un dato que ha servido bien durante las últimas décadas como un indicador adelantado de recesión.
Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo de Renta4, explica en qué se están fijando los inversores en este momento: "La combinación de una torpe comunicación de la Fed, de una sensación cada vez mayor de desaceleración económica global y de un ambiente político caótico en Washington [...] ha dado como resultado la peor semana vivida en Wall Street desde agosto de 2011".
Y es que al miedo a la recesión se ha sumado recientemente el mensaje pesimista del presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, tras subir los tipos de interés la semana pasada.
La curva de tipos avisa
Un indicador del endurecimiento del mercado crediticio es el temido aplanamiento de la curva de los tipos de interés. El diferencial entre la rentabilidad que ofrece el bono soberano a 10 años (referencia de largo plazo) de Estados Unidos y el interés del papel a 2 años (corto plazo) ha llegado a caer por debajo de los 10 puntos básicos, mínimo no visto desde 2007, un año antes de que estallara la última gran crisis financiera y económica a nivel global. "Ese aplanamiento de la curva, que cada día que pasa se acerca más a la inversión, suele ser un presagio de caída de la actividad económica", explica Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo de inversión Multiciclos Global de Renta 4.
El diferencial de tipos está en la zona donde, desde 1950, ha adelantado ocho recesiones, aunque es cierto que "antes de que se produjeran seis de ellas llegó a invertirse (a situarse en negativo), lo que no tuvo ni que ocurrir en la década de los 60 ni en la de los 90", según explica el equipo de estrategas de Axa IM, que detalla que "esta circunstancia es un indicador del endurecimiento del mercado crediticio que acaba impactando en la actividad económica". "La curva sigue aplanándose porque de momento los inversores no están comprando bonos de corto plazo, a pesar de que cotizan a un interés similar a la de plazos más largos, lo que refleja que se sigue descontando que los tipos oficiales de la Fed seguirán subiendo", añaden desde Unicorp.