
Ni siquiera las fiestas navideñas han llenado de verde esperanza el corazón de los inversores, sino más bien de un rojo infernal. El selectivo S&P 500 ha marcado un hito histórico al superar por primera vez en su historia una caída del 0,9% en vísperas de Navidad, y lo ha hecho ampliamente: con un 2,71% de pérdida. Un camino similar ha recorrido el Dow Jones de Industriales.
Al cierre de la sesión, más temprano de lo habitual por ser víspera de Navidad, el Dow Jones de Industriales se ha dejado un 2,91% hasta los 21.792,20 puntos, mientras el S&P 500 bajó hasta los 2.351,10 enteros y el Nasdaq Compuesto, que llegó a estar en positivo durante algunos compases de la sesión, perdió finalmente un 2,21% hasta las 6.192,92 unidades.
Así, la semana comienza de la misma forma que cerró la anterior, cuando rubricó el peor cierre desde la crisis, con un 6,88% de caída acumulada para el Dow Jones.
La de este lunes fue una sesión marcada por las dudas que genera el contacto que el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, ha reconocido que mantuvo con los seis grandes bancos tras hundirse el mercado.
Además, Trump volvió a atacar a la Reserva Federal, lo que acrecienta los miedos al cese de Jerome Powell, lo que traería aún más inestabilidad a los mercados. A ello se suma el cierre del Gobierno Federal, después de que el presidente no quiera firmar un proyecto presupuestario que no incluya 5.000 millones de inversión para construir el muro con México, algo a lo que los Demócratas no están dispuestos.
A esto se suma el mercado del petróleo, con el crudo de Texas por debajo de los 44 dólares el barril, un síntoma más de la desconfianza de los inversores al futuro porque ven signos de desaceleración económica internacional y no confían en sus inversiones, según los analistas de Wall Street. Al cierre de la bolsa estadounidense, el barril de Texas se dejaba más de un 4%.