El inversor ruso Mikhail Fridman decidió ayer abrir los armarios y limpiar a fondo las cuentas de Dia para ser recordado como el salvador de una compañía que, si bien es cierto necesita repensar su presente y su futuro, probablemente no está al borde del colapso como se intenta hacer ver.
Dia presentó ayer ante el mercado de manera sorpresiva un profit warning (rebaja de estimaciones) sobre unas previsiones que ni siquiera la propia firma ha dado; canceló el dividendo para 2019 y dio todavía más poder a Letterone en el consejo directivo apartando a Ana María Llopis de la presidencia antes de tiempo -se preveía que dejara el cargo el próximo año-. "Tienen un nuevo equipo directivo, dices que lo anterior es todo malísimo, te limpias de todo y empiezas de cero", apunta una importante gestora de fondos con Dia en sus carteras.
Según cálculos de la compañía, el ebitda se situará en una horquilla de entre 350 y 400 millones de euros a cierre de 2018, un 29% por debajo de lo que esperaba el mercado y hasta un 38,5% inferior al de 2017 -fue de casi 569 millones-. Los analistas estaban -y todavía siguen hoy- a la espera de conocer el anunciado plan estratégico, inicialmente previsto para el pasado 9 de octubre, que ahora podría retrasarse sine die en vista de una plausible OPA por parte de Fridman que los expertos esperan para enero.
Su hundimiento en bolsa
JP Morgan creyó ayer que podría ser el protagonista de la sesión al emitir un informe muy desfavorable sobre Dia, que comenzó la sesión cediendo más del 8%. Sin embargo, las previsiones del banco de inversión americano quedaron obsoletas cinco horas más tarde,cuando era más optimista que la propia compañía al prever, por ejemplo, cerca de 500 millones de ebitda este año -un 42,8% superiores a lo anunciado-.
Con el hecho relevante emitido ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Dia sufrió uno de los desplomes históricos en el Ibex 35 del 42,2%, superado en 2015 por la volátil Abengoa y que adelanta, incluso, al mismísimo Banco Popular antes de que reconociera la quiebra en junio del año pasado. Sus acciones cerraron la sesión en la parte más baja, en 1,097 euros por título, y habiendo más que perdido los 1.000 millones de euros de capitalización -hasta cerrar por debajo de los 683 millones-.
Hoy, el escenario en bolsa se muestra dispar. La volatilidad se apodera del valor en una jornada en la que la compañía intenta aferrarse al euro por acción. En cualquier caso, hasta siete bancos han revisado sus recomendaciones.
Aún así, la caída a plomo de sus acciones hace que Dia se haya dejado un 77,2% de su valor desde que el 27 de julio del año pasado el fondo del magnate Fridman, Letterone, entrara por primera en su capital al hacerse con el 10% a 4,81 euros.

¿Pero está justificado el castigo en bolsa? Como respuesta desde una de las principales firmas de análisis de este país optan por enumerar su situación actual: "Está la rebaja de estimaciones, la indefinición en cuanto a sus planes a corto plazo, los bajistas -que suponen el 17,65%-, Argentina y Brasil ahora también... y todavía no se están incluyendo ajustes contables". La firma adelantó ayer un impacto por el peso argentino de 70 millones sobre el patrimonio.
La OPA que no llega
"Parece que han dejado vacante la presidencia cuando ya se sabía que Llopis se iba a ir. O ha sido todo muy precipitado o es que están esperando ya a que (Fridman) compre con una OPA para hacerle presidente", apuntan fuentes del mercado. El momento no podría ser más oportuno. Este viernes, día 19, Fridman ostentará de manera directa el 19% que tiene prestado a través de derivados, lo que le dará el control directo del 29% -a partir del 30%, la CNMV obliga a lanzar una OPA-.
Sin embargo, las fuentes consultadas no creen que este sea el momento más adecuado para lanzar una oferta por Dia, ya que Letterone debería ofrecer, como mínimo, un precio igual a la media de los últimos seis meses de cotización, cuando hoy Dia cotiza en mínimos históricos. "Tampoco dábamos credibilidad a una OPA porque Fridman ya controla de facto la compañía, así que no la necesita", afirma un analista.
El puesto de Llopis lo ocupará, mientras tanto, Stephan Ducharme, mano derecha de Fridman y nombrado vicepresidente primero, hasta el nuevo paso que decida dar la compañía. "No van a comunicar nada positivo hasta que se resuelva esta situación", apunta un importante gestor nacional. Piensa, como otros tantos, que "no les interesa presentar un nuevo plan estratégico que siga pesando a la baja" en su cotización, del mismo modo que lo hacen los bajistas.