Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Está preparada la Reserva Federal para enfrentar la próxima recesión económica en EEUU?

La actividad económica de Estados Unidos no ha terminado de levantar el vuelo este año. Con un crecimiento del 1% en su PIB durante la primera mitad de 2016, la Reserva Federal todavía no se ha atrevido a dar un segundo paso en su camino hacia la normalización monetaria. Tras el dato de empleo del mes de agosto, cuando el país genero 151.000 puestos de trabajo y la tasa de paro se mantuvo en el 5,9%, el mercado no descuenta una subida de 25 puntos básicos hasta el próximo mes de diciembre.

A finales del pasado mes, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, aseguró en Jackson Hole, Wyoming, que "aunque los tipos de interés permanezcan bajos cuando se comparan con la media registrada en el pasado, creo que la política monetaria responderá de forma efectiva bajo casi todas las circunstancias". Unas declaraciones con las que Yellen quiso calmar los ánimos sobre las herramientas en manos del banco central estadounidense en el caso de que la economía enfrente una recesión en el futuro.

Una situación que todavía no se atisba en el horizonte. Según la última lectura del indicador GDP Now que elabora la Fed de Atlanta, el PIB estadounidense crece a día de hoy a un 3,5%, lo que indica que en el tercer trimestre la actividad económica debería recuperar su velocidad de crucero. "Desde IHS esperamos que el impacto del ajuste en los inventarios sea neutral en el trimestre en curso y positivo en el cuarto trimestre, lo que indica que el PIB crecerá un 3% entre julio y septiembre y se moverá en una media del 2,4% en 2017 y 2018", apunta Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora.

Sin embargo en el blog que publica Larry Summers en el Washington Post, el exsecretario del Tesoro avisaba que según sus cálculos EEUU cuenta con más de un 50% de probabilidades de sufrir una recesión económica en los próximos 3 años y ponía en duda la capacidad de la Fed para enfrentar dicha situación. "El crecimiento del sector privado dentro del PIB ha rondado una media del 1,3% en el último año, un nivel que desde los años 60 ha presagiado siempre una recesión", advirtió. "Las horas trabajadas en total han crecido durante los últimos seis meses a su menor nivel desde comienzos de 2010 mientras que las expectativas de inflación siguen siendo bajas", según añadía el que fuera presidente de la Universidad de Harvard.

Para Summers, los paliativos para una posible recesión requerirán al menos una relajación monetaria de entre cuatro y cinco puntos porcentuales, un margen de maniobra que parece difícil de lograrse antes de que la economía estadounidense se contraiga durante dos trimestres consecutivos. Preocupaciones que para Yellen tienen solución. La presidenta de la Fed ya señaló en Jackson Hole que además de volver a llevar los tipos de interés al 0%, como ya ocurrió en 2008, el banco central podría volver a comprar activos, como bonos del Tesoro, como ya hizo durante tres ocasiones con el azote de la crisis financiera.

De hecho, la Fed se plantea mantener su balance en niveles elevados en futuro (recordemos que en estos momentos alcanza casi 4,5 billones de dólares). ¿Qué quiere decir esto?, básicamente que la Reserva Federal convertirá la flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), como una de sus recetas predilectas en caso de una recesión. La compra de deuda del Tesoro podría expandirse a deuda corporativa o acciones como ha ocurrido en otros bancos centrales del mundo. En la reunión de Jackson Hole se llegó a hablar de que la Fed cuenta con un margen de 2 billones de dólares para comprar activos si fuera necesario y un análisis de los funcionarios del banco central indicó que estas herramienta serán más que suficientes salvo que la contracción sea "inusual y persistente". Hasta la fecha, Yellen ha preferido rebajar las expectativas sobre la posibilidad de echar mano de los tipos negativos sobre los depósitos, una medida que ya se implementa en el Banco de Japón y el Banco Central Europeo.

¿Subida en septiembre?

Jay Hatzius, el economista jefe para EEUU de Goldman Sachs, incrementó el pasado viernes hasta el 55% la probabilidad de que el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) pueda mover ficha al cierre de su reunión de dos días el próximo 21 de septiembre. "Subir en septiembre tiene algunas ventajas, como no tener que explicar en la próxima rueda de prensa la razón por la que no se suben los tipos", señaló Hatzius, quien considera que "probablemente no habrá subida" a finales de este mes.

Una posición que también comparte el mercado. Según el indicador FedWatch que elabora la Bolsa Mercantil de Chicago (CME, por sus siglas en inglés), sólo el 18% de los operadores descuentan una subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión de la Fed. Desde Deutsche Bank, su economista, Joseph LaVorgna, considera que no habrá subida el 21 de septiembre pero aclaraba que "esta semana podríamos escuchar una retórica más dura por parte de algunos altos funcionarios y si esto llega acompañado de datos económicos más sólidos, las expectativas del mercado podrían cambiar".

Antes del periodo de silencio autoimpuesto por la Fed, que comenzará el próximo 13 de septiembre, escucharemos declaraciones del presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, su homólogo en la Fed de Atlanta, Dennis Lockhard, así como del presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, el presidente de la Fed de Dallas, Robert Kaplan, el de Minneapolis, Neel Kashkari, y el presidente de la Fed de Richmond, Jeffrey Lacker.

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