
IBEX 35
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Toca hacer balance del año y muchos inversores y gestores no habrán cumplido con éxito su lista de propósitos para 2015. Quizá han logrado apuntarse al gimnasio, aprender idiomas o trabajar menos, pero los objetivos de rentabilidad que se marcaron para este año no han sido fáciles de conseguir. Y es que se han cruzado varios imprevistos que han impedido que la renta variable haya dado los retornos esperados en un escenario de mayor crecimiento económico en el mundo.
La mayoría de bolsas europeas cerrará el año en positivo, con ganancias que en el EuroStoxx 50, el principal índice de la zona euro, alcanzan el 4,5% a falta de la media sesión del último día del año. Las subidas más destacables de las grandes plazas europeas se han producido en Italia, Alemania y Francia: el Ftse Mib ha escalado un 12,66%, el Dax 30 ha avanzado un 9,56% y el Cac 40, un 9,46%. Pero no todo han sido alegrías. Precisamente el Ibex 35 se ha quedado descolgado. El índice español ha tenido que lidiar con los contratiempos del resto de sus vecinos europeos -como el último capítulo de la crisis griega o la ralentización de las economías emergentes con la sorpresa de los movimientos de China durante el verano-, pero, además, ha sufrido particularmente la depreciación y el freno de los mercados de Latinoamérica, de los que tanto dependen muchas compañías españolas. En la última parte del año, se ha enfrentado también a la incertidumbre de unas elecciones que, lejos de despejar dudas, han abierto multitud de escenarios ante la incapacidad de forma Gobierno.
Con estos escollos, el Ibex 35 se despide de 2015 con una caída en torno al 6,2%, hasta los 9.641,9 puntos. Todo a falta de unas horas de negociación -el día 31 solo hay media sesión-. Es el peor año desde 2011 y el primero en negativo después de dos ejercicios consecutivos de ganancias. Veinte compañías acabarán con descensos, con ArcelorMittal, OHL y FCC sufriendo las mayores caídas, al dejarse un 56, un 50,8 y 39,9% en cada caso. Por el contrario, Gamesa, Merlin Properties y Acciona lideran los avances al subir un 111, un 45 y un 42,7 %.
En un mercado como el español, no hay que olvidarse de la rentabilidad que ha obtenido un inversor con los dividendos repartidos por las compañías. Es cierto que en esta ocasión, ni siquiera el Ibex Total Return -el índice que incluye todas las retribuciones al igual que hacen otros selectivos como el Dax- logra cerrar 2015 en positivo, ya que cede un 2,56% en el año. Los dividendos sí han salvado el ejercicio en otras situaciones, sin ir más lejos en 2012.
No obstante, el valor que han aportado las retribuciones de las compañías españolas a las carteras es sustancial: mientras que el Ibex aún debe rebotar un 65% para regresar a los máximos marcados antes del inicio de la crisis, el mismo índice con dividendos marcó el pasado abril los niveles más altos de su historia y solo necesita avanzar un 19,5% para retomar esa cota.
El año que pudo ser y no fue en las bolsas europeas
Los planetas parecían alineados para que fuera un buen año en la bolsa europea. El comienzo no pudo ser mejor. Por primera vez en la historia, el Banco Central Europeo (BCE) aprobó un programa de compras de deuda al estilo QE de la Reserva Federal estadounidense (Fed). Una inyección monetaria que celebraron las bolsas. En el primer trimestre, el Ibex se apuntó un 12% y el EuroStoxx subió un 17,5%. Pero ese optimismo se fue desvaneciendo en meses posteriores, tras tocar el punto más alto del ejercicio en abril, para dejar un balance muy diferente al esperado.
"Los inversores europeos han tenido otro año memorable en 2015, pero no por buenos motivos. La volatilidad, la incertidumbre y la inestabilidad política dificultaron la inversión", valora Themis Themistocleous, jefe de inversiones en Europa de UBS. "La amenaza de una salida de Grecia generó ventas masivas", recuerda. Especialmente en la bolsa griega, que no ha logrado recomponerse, ya que el índice heleno acabará el ejercicio con un desplome superior al 26%.
Efectivamente, el primer obstáculo vino, de nuevo, de la mano de Grecia. "La primera corrección, considerada como saludable, se produjo entre mediados de abril y principios de julio. En ese período de tres meses se concentraron dos factores negativos: un rebote del euro, tras las fortísimas caídas acumuladas desde mayo de 2014, y sobre todo, las fricciones entre Grecia y la Troika para orquestar un tercer programa de rescate que estuvo a punto de no llegar", repasa Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG.
Fuera de la zona euro, el Ftse 100 británico ha perdido un 4,45% y la bolsa suiza se ha dejado un 1,84%. Ya a principios de 2015, la decisión del Banco Nacional de Suiza de eliminar el tope de la divisa frente al euro pilló por sorpresa a muchos inversores y gestores, como reconoce Mark Haefele, jefe global de inversiones de UBS: "Fue contraria a nuestros pronósticos". Este fortalecimiento del franco ha afectado a las exportaciones durante este año.
Más ruido había en mercado acerca de los problemas en China. La ralentización del crecimiento de su economía ya venía preocupando, pero fue en el mes de agosto cuando estalló todo el pánico por un posible contagio al resto del planeta. El Banco Popular de China decidió devaluar la moneda en varias ocasiones, todo en busca finalmente de reformar la política cambiaria del yuan. Solo durante el mes de agosto, el Ibex perdió un 12,7%, hasta retroceder a niveles de 2013, y el EuroStoxx incluso sufrió mayores pérdidas, del 17,5%.
EEUU lucha por cerrar en positivo tras máximos históricos
El año en Estados Unidos finalizará como comenzó. Al menos, para algunos de los principales índices de Wall Street, que luchan por cerrar el ejercicio prácticamente en los mismos niveles en los que arrancaron el mes de enero. Es el caso del Dow Jones y del S&P 500, que a media sesión del día 30 estaban más o menos planos -el primero en negativo y el segundo en positivo-. Hasta el descalabro del verano, nada hacía pensar en tal situación, ya que ambos índices alcanzaron sus máximos históricos este mismo año. No obstante, los últimos meses han servido para que logren recuperar buena parte de lo perdido: el Dow Jones rebota un 12,7% desde los mínimos de agosto y el S&P repunta casi un 11% desde esa misma fecha. De cerrar en negativo, este sería el primer ejercicio desde 2008 y el primero preelectoral que no suben en los últimos 70 años.
2015 ha sido un ejercicio distinto para el tecnológico Nasdaq 100, ya que, además de lograr el punto más alto de su historia, finalizará con ganancias superiores al 10%. Compañías como Netflix o Amazon han escalado más de un 120%.
Pero el final de año en Estados Unidos también recuerda al inicio en otros aspectos. En noviembre de 2014, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, retiró el QE3, por lo que 2015 arrancaba como el primero de los últimos siete en los que la economía estadounidense debía avanzar sin respiración asistida. Y, para finalizar 2015, en diciembre, Yellen ha dado otro paso adelante para abandonar la política monetaria expansiva de los últimos años al subir los tipos de interés.
La Fed se adapta a un nuevo escenario económico pese a que el crecimiento no ha sido el esperado. En general, para el conjunto de mercados, "2015 ha resultado ser una decepción desde el punto de vista económico, ya que el crecimiento ha vuelto a ser muy limitado. La causa no radica solamente en el debilitamiento de China, sino también en el hecho de que la economía estadounidense está teniendo que absorber el impacto de la caída del precio del petróleo y de la subida del dólar", señalan los expertos de Robeco.
Los emergentes, una de las sorpresas negativas
Un billete verde más fuerte ha dejado mella en las economías emergentes. "La fortaleza del dólar estadounidense pone presión sobre las condiciones económicas y financieras de los mercados emergentes al tiempo que desvela sus propios desequilibrios, sobre todo el aumento de la deuda privada", afirman desde Lombard Odier. La nueva era de tipos en Estados Unidos los deja como unos de los grandes damnificados.
Y no hay que olvidar que "uno de los rasgos más importantes de 2015 fue la amenaza mundial de deflación que se originó en los mercados emergentes y que se hizo más visible en la atonía de los precios de las materias primas", como apunta Dominic Rossi, director mundial de inversiones del área de renta variable de Fidelity International.
Este escenario ha dejado a bolsas como la rusa o la india en negativo en el año, al caer un 4,26% y un 5,6% en cada caso. China bien merece una mención especial. Para la bolsa, 2015 ha sido toda una montaña rusa, ya que hasta junio el Shanghai Composite se disparó casi un 60%. El frenazo de la economía derrumbó al índice un 43% entre junio y agosto, para recuperar luego un 22%. ¿El balance? La bolsa china acaba con subidas en torno al 10%.
De lo que no hay duda es de que "si echamos la vista atrás, 2015 ha sido un año complicado para los mercados asiáticos de renta variable, ya que la ralentización del crecimiento mundial y de los mercados emergentes, especialmente en China, ha lastrado la confianza de los inversores", como explica Robin Parbrook, jefe de renta variable asiática, excepto Japón, de Schroders. Fuera de los emergentes, la bolsa de Japón se anota una subida del 9%.
En Latinoamérica, la depreciación de las divisas ha sido gran protagonista en muchos mercados. Aunque también destacan los contrastes en las bolsas: mientras la argentina ha subido un 34,6%, la brasileña ha caído un 13. En México, el IPC salvará el año con una subida en torno al 0,6%.