
Este jueves el Banco Central Europeo se enfrentará a su particular vuelta al cole tras el descanso veraniego. Tras el respiro de agosto, la agenda de esta primera reunión del nuevo curso económico estará marcada por la revisión del cuadro macroeconómico en términos de crecimiento e inflación futura. Sin embargo, el deterioro del panorama tras los últimos acontecimientos -el estallido de la burbuja china, el crash en los mercados y sobre todo, el creciente encarecimiento del euro, que pone en jaque la competitividad de las exportaciones europeas- ha llevado a muchos analistas a esperar medidas adicionales. Las principales firmas de inversión mundiales descartan que Mario Draghi anuncie este jueves nuevas medidas de estímulo monetario, para apuntalar la maltrecha recuperación de la zona euro, cuya salud comienza a hacer aguas. Sin embargo, sí esperan que eleve el tono del discurso y aparque su optimismo habitual. Y es que ya se sabe: una sola palabra suya puede servir para apagar el fuego de las bolsas europeas.
Desde Bank of America explican, "La prioridad del BCE, será evitar una mayor apreciación del euro, y para ello, el primer paso de Draghi antes de imponer medidas, será probablemente llevar a cabo un discurso más pesimista, teniendo en cuenta la incertidumbre que existe sobre la Fed y los datos de la economía real".
Eso sí, algunos bancos de inversión no descartan que Super Mario prolongue el final del QE más allá de septiembre del 2016, pero consideran que los nuevos estímulos no se implementarán en esta reunión. Es el caso de JPMorgan y Barclays. El banco estadounidense deja la puerta abierta a nuevos estímulos "en las reuniones de octubre o diciembre". Por su parte, la entidad británica espera que "el BCE anuncie medidas antes de final de año".
Desde la propia institución ya se manifestaron en este sentido: Peter Praet, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central, se inclinó la semana pasada por ampliar las medidas, explicando que "el desarrollo de la economía mundial y de las materias primas dificultan alcanzar el objetivo de inflación en el 2%". Además, se mostró convencido de un escenario de crecimiento global más débil de lo previsto.
Los problemas que atraviesa China, la segunda economía más grande del mundo, están contagiando a otras regiones, y Europa no es una excepción. Según declaró hace tres semanas Kaushik Basu, economista jefe del Banco Mundial, "es como si tienes mucho material inflamable en el suelo y te das cuenta de que un pequeño fuego podría hacer arder todo".
Así, la actualidad en China puede llevar al BCE a revisar a la baja sus previsiones macroeconómicas para el futuro de la eurozona. El banco italiano UniCredit explica que "el descenso en los precios del Brent puede presionar las previsiones de inflación hasta el 0,1 o 0,2% en 2015, frente al 0,3% estimado hasta ahora. Para 2016, pueden caer hasta el entorno del 1,2%, frente al 1,5% que se prevé hasta ahora y para 2017 las estimaciones pueden descender hasta el 1,6%, frente al 1,8% previsto hasta ahora.
Petróleo y deflación
Europa tiene que enfrentarse ahora a un brusco frenazo en el avance de la inflación. El mercado espera que este sea uno de los temas más discutidos durante la reunión. El descenso del petróleo y el contagio de deflación por parte de China son los principales responsables del deterioro en el crecimiento de los precios, y una de las mayores preocupaciones para el Banco Central Europeo, según la opinión de las grandes firmas de análisis. De hecho, desde Bank of America explican que "el impacto de China en los precios al consumidor pesará más que los efectos del crecimiento económico".
Sobre el recurso energético ABN Amro explica que "la caída del precio del crudo mantendrá bajo el dato de crecimiento de IPC durante un periodo de tiempo prolongado. Este es un factor clave que aumenta la posibilidad de que el BCE tome medidas tan pronto como esta semana". Desde JPMorgan también se destaca la importancia de los descensos del petróleo, señalando que "el cambio más importante en las previsiones de inflación vendrá de parte de los precios del crudo, que pueden rebajar el ritmo de crecimiento del IPC para los próximos 12 meses". Eso sí, el banco espera que la estimación para 2017 se mantenga sin grandes cambios.