Donald Trump asestó un duro golpe a la economía mundial el pasado 2 de abril, cuando publicó las condiciones de la política arancelaria con la que llevaba amenazando desde su carrera electoral. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya cuantifica el impacto de estos impuestos y rebajó recientemente las previsiones de crecimiento de la economía global 0,5 puntos. Ahora, el FMI espera un avance del 2,8%, frente al 3,3% inicial.
Aunque China es el principal objetivo de los dardos del presidente de EEUU, África tampoco se ha librado del golpe arancelario. Su política es de largo alcance y ha llegado a muchos de los países de la región: Lesoto sufre el peor varapalo, con impuestos del 50%, Madagascar del 47%, Mauricio, Botsuana, Angola, Libia, Sudáfrica y Argelia con un 30% o más y Túnez, Costa de Marfil, Namibia o Zimbabue también afectadas con aranceles inferiores.
Sin embargo, las previsiones que maneja el fondo continúan apuntando a que la región experimentará en 2025 uno de los mayores aumentos y superará en más de un punto el crecimiento de la economía mundial, situándose en el 3,9%, el segundo mayor crecimiento del mundo, solo por detrás del esperado para las economías emergentes y en desarrollo de Asia, con un 4,5%. Para 2026, el crecimiento de esta región volverá a superar el 4%. Según explican desde el Banco Mundial, a pesar de la gran incertidumbre, "este crecimiento se debe principalmente al aumento del consumo privado y las inversiones en un contexto en el que la inflación disminuye y las monedas se estabilizan".
"Los países emergentes y en desarrollo se enfrentan a un período de varios años de crecimiento lento impulsado por una pesada carga de la deuda y escasas inversiones; al mismo tiempo, el capital mundial es absorbido por las economías avanzadas que enfrentan niveles de deuda pública extremadamente altos y tasas de interés crecientes", declaraba David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. Y, en este desarrollo, el papel del continente africano será clave.
El estrecho de Gibraltar no solo es uno de los puntos calientes más importantes del sur europeo y uno de los cuellos de botella más tensionados del mundo, también es el espacio físico que separa a Europa de África. En apenas una distancia de 14 kilómetros, el denominado mundo avanzado se distancia de un continente en vías de desarrollo que alberga todo un reguero de oportunidades.
Entre todos los países, destacan las estimaciones que el FMI realiza para Guyana, el territorio que más crecerá de toda África en 2025, un 16,3%; también Sudán del Sur, Libia, Niger y Senegal, con avances del PIB del 14,6%, 10,3%, 8,3% y 7,9% respectivamente.
En este crecimiento, Nigeria también representa un papel relevante, incluso pese a la difícil situación que atraviesa el país (en diciembre se llegó a un pico de inflación de casi un 35%, la más alta de las últimas casi tres décadas). La economía del país es la más grande de todo el continente, supera a Sudráfrica en términos de PIB y de población y la ONU espera que en 2100 sea el tercer país más poblado del mundo con 545 millones de habitantes. En concreto, este año el FMI espera que la economía del país crezca un 3%, prácticamente en línea con el 3,4% del año anterior y el organismo cita el repunte de los sectores servicios y consumo para explicar este aumento.
Desde que Bola Tinubu (70 años) ganó las últimas elecciones en febrero del año pasado y asumió la presidencia del país, está desarrollando reformas radicales que abarcan desde la abrupta reducción de las subvenciones para los fuertes precios de la gasolina y la electricidad hasta la propia devaluación de la moneda oficial del país, la naira, dos veces incluso en un mismo año para tratar de reducir la diferencia entre los tipos de cambio oficiales y los del mercado.
Desde el FMI señalan que el crecimiento de la región subsahariana podría verse dañado por una mayor división del mundo en dos bloques: Estados Unidos junto a la Unión Europea y China. "Las economías del África subsahariana podrían experimentar una disminución permanente de hasta el 4% del producto interno bruto real durante 10 años, según nuestras estimaciones, pérdidas mayores que las que experimentaron muchos países durante la crisis financiera mundial", señalaban desde el organismo y añadían que "a la región le iría mejor si EEUU y la UE cortaran los lazos con Rusia y los países del África subsahariana siguieran comerciando libremente. En este escenario, denominado desacoplamiento estratégico, los flujos comerciales se desviarían hacia el resto del mundo, creando oportunidades para nuevas asociaciones y posiblemente impulsando el comercio intrarregional". "Debido a que algunos países africanos se benefician del acceso a nuevos mercados de exportación e importaciones más baratas, la región en su conjunto no sufriría una pérdida de PIB. Los exportadores de petróleo que suministran energía a Europa podrían incluso ganar", terminaban. Para ello, desde el FMI apuntan que es necesario un fortalecimiento del Área de Libre Comercio Continental Africana.
Otro de los países más importantes de la zona subsahariana, Sudáfrica, no corre, sin embargo, la misma suerte en sus proyecciones. Para él, el FMI apenas estima un incremento del 1% de su producto interior bruto este 2025. "La actividad económica en Sudáfrica se ve frenada por las consecuencias de la guerra en Ucrania, los fenómenos meteorológicos extremos y la crisis energética. En la parte posterior de los peores cortes de energía en récord, la debilidad se está extendiendo a sectores más allá de la fabricación, en particular, el comercio minorista", explican desde Africa's Pulse.
El desierto del Sáhara supone una barrera natural dentro del propio continente. Más allá del África subsahariana, antes de encontrarse con la barrera de dunas, hay países que se hallan casi más cerca de nuestro país que las propias islas canarias y que juegan un papel fundamental en la geopolítica española.
No solo a nivel energético, el nexo entre España y Marruecos toma cada día más relevancia a través de la agricultura y el territorio africano se coloca ya como el principal exportador hortofrutícola de nuestro país, según Asociaciones de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX). A diferencia de la extrema situación que vivía en 2023, el país ha conseguido doblegar la inflación y las previsiones apuntan a un IPC para final de 2025 del 2,2%. Para Marruecos, el FMI estima un crecimiento del PIB del 3,9% este 2025, frente al 3,2% que registró en 2024.
Las tensiones entre Argelia y Marruecos son ya más la regla que la excepción y, desde el acercamiento de España a Marruecos, las relaciones con Argelia, de la que se independizó energéticamente en 2022, están "congeladas, pero no canceladas", según declaraba el presidente argelino, Abdelmayid Tebún. Para esta región en 2025, el FMI estima un crecimiento del producto interior bruto del 3%, ligeramente inferior al 3,4% de 2024.
La inflación que vive Egipto es más que desbocada, aunque poco a poco el país comienza a rebajarla. Solo en 2024 el dato de IPC se situó en el 33,3% y los precios de los alimentos continúa tensionado, especialmente de la carne. El Gobierno se vio incluso a obligad a pedir a los ciudadanos que comiesen patas de pollo u otras carnes más exóticas como la del burro. Pese a todo ello, las previsiones apuntan a que la inflación caerá hasta el 19,7% en 2025 y, además, el FMI estima crecimiento para su PIB, del 3,8%.