Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Otra burbuja puntocom? El sector de semiconductores sujeta sus valoraciones a pesar del ataque de DeepSeek

  • El beneficio de las 16 grandes compañías de chips soportan el 15% del beneficio
  • Nvidia, Broadcom, Marvell y AMD soportaron caídas del 15% en una sola sesión 
Brazo robótico manipulando un microchip

La irrupción de DeepSeek fue el primer susto bursátil del 2025. La startup china de inteligencia artificial planteó el primer cisma de la IA, ya que enfrenta a la industria occidental que invierte (e invirtió) millones de dólares en desarrollar esta tecnología con la alternativa china que promete lo mismo de una manera más barata y más sencilla. Las grandes compañías europeas, surcoreanas y de Wall Street ligadas a la inteligencia artificial se desplomaron en bolsa el pasado lunes. No obstante, se recuperaron en parte de ese susto a lo largo de la semana. Los beneficios de las desarrolladoras de software y las fabricantes de semiconductores proyectan unos beneficios que seguirán al alza en 2025 y ejercicios posteriores. Y esto plantea una diferencia con lo ocurrido en la crisis de las puntocom, donde los beneficios de las tecnológicas no estaban contrastados y terminaron por pinchar la burbuja hace 25 años.

La realidad es que, a día de hoy, las quince grandes fabricantes de semiconductores o chips de Estados Unidos aportan el 15% del beneficio del índice Nasdaq 100 que reúne a las cien grandes compañías tecnológicas de Wall Street. Incluso dentro del S&P 500, la referencia bursátil global, estas quince cotizadas concentrarán más del 7,5% del beneficio bruto de explotación (ebitda) proyectado para el 2025, según las expectativas del consenso del mercado.

En la crisis de la burbuja de las puntocom, el desplome de las acciones tecnológicas tuvo un efecto contagio que tumbó al mercado en todos los sectores. Es decir, el pánico de los inversores llevó a cerrar posiciones en valores vinculados a internet pero también en las empresas offline. En los tres primeros meses Wall Street cayó un 35%. Desde el origen de la crisis hasta que el Nasdaq tocó su suelo el desplome rozó el 85%. Hay otro ejemplo más reciente de qué ocurre cuando el mercado se deja llevar por una verdadera presión vendedora y fue el verano pasado cuando las operaciones de 'carry trade' en Japón desencadenaron el desplome de la renta variable global, volcaron el mercado de divisas y dispararon la rentabilidad de la deuda soberana. En el caso de esta última semana, valores como Nvidia, Broadcom, Marvell o Advanced Micro Devices (AMD) soportaron caídas de cerca del 15% el lunes. Solo un tercio de las 30 compañías de semiconductores de Estados Unidos cierra en positivo la semana, mientras menos de una sexta parte acumula una caída superior al 10%, con Nvidia entre las más damnificadas al retroceder más de un 12%.

La recuperación tras la pandemia del coronavirus se sustenta, en parte, en grandes capitalizadas de la bolsa como son las conocidas como Siete Magníficas. Entre ellas están Apple, Alphabet (matriz de Google) y Microsoft, aparte de ASML (neerlandesa que cotiza en Wall Street). Pero la reina de todas ellas ha sido, hasta la fecha, Nvidia. La compañía que se autoproclamó líder en la fabricación de semiconductores capaces de sujetar la inteligencia artificial del futuro llegó a superar los 3,5 billones de dólares de capitalización bursátil. La corrección de esta semana lleva su capitalización a los 3,2 billones. Al ser un titán de la bolsa y ponderar tanto dentro de índices como el Nasdaq 100 o el S&P 500, Nvidia es un valor repetido en carteras de particulares y grandes gestoras.

De ahí que una caída como la vista esta semana sea capaz de provocar un alud bursátil, ya que si Nvidia cae, lo hace también el S&P 500 aunque no sea en la misma proporción. De hecho, el ejemplo de que no hay señales de burbuja hasta la fecha lo da el S&P 500 equiponderado. Este índice, que no tiene en cuenta el peso de gigantes como Nvidia o Apple (las quinientas afectan por igual a los puntos del índice), apenas se inmutó en el arranque semanal mientras que el S&P 500 convencional cayó un 1,5%. Es decir, la sesión que DeepSeek se presenta al mundo no es ni la peor jornada del índice de Wall Street en lo que va de año, aunque dado el tamaño de Nvidia sea la mayor pérdida de capitalización bursátil de la historia de un valor, al rozar el medio billón de dólares.

No obstante, ninguna firma de análisis que recoge Bloomberg cambió su recomendación a peor en los últimos cinco días. El precio objetivo del consenso de mercado en Nvidia sigue siendo de 175,5 dólares por acción y la expectativa de beneficios para 2025 (el año fiscal de Nvidia finaliza en enero de 2026) se ha visto reducida en un 0,1%, según FactSet. Es decir, el consenso de mercado considera que el efecto de DeepSeek apenas tendrá impacto en el negocio de Nvidia en los próximos doce meses en los que alcanzará un ebitda de 128.000 millones de dólares.

Nvidia es el caso más sonado, pero no el único en el sector de las grandes compañías fabricantes de semiconductores cotizadas en Estados Unidos. Es cierto que sus valoraciones son elevadas si se compara su capitalización bursátil con el beneficio neto de cada una de ellas. Sin embargo, la tecnología tiende a registrar una prima habitualmente por su condición de compañías de crecimiento. Y gracias a la reciente corrección, el sector cotiza con un PER (veces que el beneficio queda recogido en el precio de la acción) de 25 veces. Esto implica que un inversor necesitaría 25 años de beneficios constantes para recuperar su inversión inicial.

Más allá de Nvidia, Broadcom y AMD destacan dentro del sector con aumentos proyectados de ebitda superiores al 25%, respaldando su rol como motores de innovación en el sector de los semiconductores, algo con lo que no se alinean valores como Texas Instruments, que con un PER elevado sobre el resto de 33,6 veces y con su crecimiento moderado proyectado que podría señalar una posible sobrevaloración por parte del mercado más teniendo en cuenta la debilidad continua del sector industrial -del que depende la compañía-, los elevados niveles de existencias y la posible infrautilización de la capacidad de fabricación en el corto plazo.

Asimismo, donde sí que se podría encontrar valor, según muestran las métricas, es en Qualcomm que se prepara para entrar en el mercado de procesadores para portátiles en 2025, prometiendo rendimiento en inteligencia artificial y una elevada autonomía de los dispositivos. Su PER de 15,2 veces está muy por debajo del promedio sectorial, lo que la posiciona como una opción infravalorada aunque con un entorno de mercado complejo en el que todas las empresas excepto esta proyectan caídas a lo largo de los próximos meses ante la incertidumbre macroeconómica y dudas sobre el futuro de la IA tras el envite chino. A estos valores, se sumaría el caso de AMD en el que el potencial alcista de más del 48% podría atraer a los inversores tolerantes al riesgo -tras tocar mínimos de las últimas 52 semanas-, aunque todo depende todavía de su capacidad para capitalizar las tendencias ligadas a la inteligencia artificial.

Mientras tanto, en Europa ASML es la que ha vivido en la última semana su particular viaje de ida y vuelta tras la crisis desatada en las bolsas mundiales por DeepSeek a la que le siguió una presentación de resultados e informara de reservas mucho más altas de las esperadas. En el cuarto trimestre fiscal, la europea obtuvo un beneficio de 2.690 millones de euros, un 32% más que un año antes con ventas que se dispararon en métricas similares hasta los 9.270 millones de euros.

Pero lo que les ha parecido interesante a los inversores son las reservas netas del fabricante de chips que han alcanzado los 7.100 millones de euros, muy por encima de las estimaciones, pero con una puntualización: ASML dejará de comunicar a partir del trimestre que viene está cifra de la que ahora beben los inversores porque, según denuncia, pueden ser "desiguales" respecto de las de la competencia y lastrar los desempeños de la compañía.

También gustaron las declaraciones del consejero delegado, Christophe Fouquet, sobre DeepSeek comentando que en lo que respecta al tamaño del negocio, "la demanda vendrá más del uso de la IA" que del entrenamiento de grandes modelos de inteligencia artificial. "No sé exactamente lo que DeepSeek puede o no puede hacer, pero cualquier cosa que haga bajar los costes es una buena noticia para ASML a largo plazo", apostilló.

La empresa europea que, hasta ahora, tenía parte del control del mercado del nuevo petróleo, el de los semiconductores, llegó a batirse con el lujo de LVMH por ser la mayor capitalizada de Europa. A pesar de que perdió aquella batalla, la neerlandesa ha multiplicado por diez su capitalización en los últimos 10 años y la cosa promete: de cara a 2025 se espera un crecimiento del ebitda de más del 18% a pesar de contar con un PER de 28,2 veces, por encima de la media del conjunto del sector. No obstante, si bien la variación en bolsa desde principios de año ha sido negativa con un retroceso de algo más de un punto porcentual, el potencial que le otorga al título el consenso de analistas se acerca al 34%, lo que llevaría las participaciones a cotizar sobre los 915 euros mientras que se cuelga el cartel de 'comprar'.

Las métricas no son tan optimistas para el otro gran valor europeo del sector, aunque por cifras a varias décadas de distancia de ASML. NXP Semiconductors, resultado de la escisión de chips de Philips en 2006, podría presentarse como una opción de mercado más interesante que la neerlandesa por el hecho de contar con un PER más contenido, de 16,4 veces y un potencial alcista cercano al 23%, lo que llevaría la acción a cotizar en la zona de los 262 dólares, revalidando máximos de 2021, a pesar de que el crecimiento de ebitda previsto para finales de año se espera que caiga un 3,6%. Complementariamente, el título se ha visto envuelto el cierto terremoto después de que varios directivos de la compañía se hayan desprendido de una cantidad considerable de acciones en el último año, algo que ha tensado al resto de los inversores que no descartan una próxima presentación de resultados en la que las cifras no lleguen a conseguir el plácet del mercado.

Pros y contras de una IA más barata

La irrupción de DeepSeek puede suponer un problema para un sector que ha construido una industria alrededor de una tecnología que tiene unos costes elevados. Si ahora llega un competidor que lo hace de una manera más sencilla y con chips también más asequibles, los grandes competidores estadounidenses verán afectado su negocio en el corto plazo. No obstante, para las empresas que están en vías de reinventarse con la IA o adaptándose a la misma esto puede suponer una oportunidad para llegar al mismo punto de una manera más rápida y sencilla. Al final, la competencia ayuda a mejorar los procesos.

Del lado del inversor ocurre lo mismo. En opinión del director de Soluciones de Inversión y Producto de Mutuactivos, Ignacio Dolz de Espejo, una corrección del mercado en este momento podría tener efectos positivos a largo plazo. "Una caída permitiría la salida del dinero especulativo o caliente, creando oportunidades para que inversores más estables y de largo plazo puedan entrar", comenta Dolz.

Desde Vontobel consideran que el temblor de DeepSeek puede poner en duda las valoraciones de las compañías globales de tecnología de la información. "[DeepSeek] ha dejado claro que las empresas chinas podrían adoptar soluciones de IA rentables a mayor escala y de forma mucho más económicas que sus homólogas occidentales, mientras que los fabricantes chinos de chips, lejos de verse ahogados por las restricciones estadounidenses, podrían ser capaces de desarrollar sus propias soluciones innovadoras", explica Jean-Louis Nakamura, responsable de Conviction Equities (boutique de Vontobel). Es decir, la startup china lanza un aviso al mercado de que pueden hacer lo mismo más barato, haya o no copiado a OpenIA para conseguirlo, pero las firmas de análisis aún confían en las compañías que han demostrado hasta la fecha el progreso en la carrera de la inteligencia artificial.

"Cuando escucho que 'China pone en jaque a la industria de chips occidental' me imagino que alguien está a punto de destronar a Roger Federer en Wimbledon… cuando ni siquiera ha aprendido a sujetar la raqueta correctamente", ironiza en una carta a clientes el economista jefe de AndBank, Alex Fusté, quien considera que esta idea es "un relato de ciencia ficción bien contado", dado el desfase tecnológico y las sanciones que limitan a China.

El economista apostilla que la producción de chips requiere acceso a un ecosistema global consolidado durante décadas y que China, explica, carece de las herramientas críticas: "Sin ASML, TSMC o software de diseño como Cadence, es imposible fabricar chips avanzados". Además, subraya que "cinco años de retraso en esta industria equivalen a comparar un cohete espacial con una carreta de bueyes", en referencia a los intentos chinos por desarrollar alternativas locales.

El economista concluye que, ahora, "los chips son el nuevo dólar: un arma estratégica" ya que las sanciones occidentales, afirma, condenan a China a tecnologías obsoletas, lo que les hace incapaces de competir en segmentos avanzados como los 5 nanómetros, donde la densidad y potencia de los componentes son 30-40 veces mayores. "Un país aislado jamás podrá liderar esta industria", sentencia, añadiendo que "la estructura de los semiconductores está tan fragmentada que ni siquiera un bloque de países bien integrado podría dominarla". Así, prevé que China sufrirá un "distanciamiento tecnológico creciente" al quedar excluida de la red global de innovación.

Pistas en 'territorio burbuja'

Identificar una burbuja bursátil es más fácil cuando ya pasó que cuando está a punto de ocurrir. Sin embargo, existe una serie de señales que tienden a indicar que una burbuja está 'a punto de pincharse', aunque no existan reglas absolutas en este punto. En lo que va de milenio, el índice S&P 500 cotizó con una prima o un descuento superior al 20% respecto a su media antes y durante las grandes crisis económicas desde el caso de las puntocom que ya empezó a gestarse en 1999.

A precios actuales, el principal índice de Wall Street cotiza con un PER de 25 veces, más de un 20% por encima de su media desde el 2000 incluyendo el efecto disruptor de la pandemia del 2020. Esto es algo que solo ocurre un 10% de las veces en los últimos 25 años. Es decir, la prima que se paga por comprar bolsa estadounidense sí indicaría un territorio burbuja. No obstante, gran parte del éxito de ver cotizando a Wall Street en zona de máximos históricos responde al 'rally' bursátil de grandes capitalizadas de la renta variable estadounidense y que son los causantes de que ahora exista el debate de si las valoraciones son o no demasiado exigentes.

También influye lo que ocurre en el resto del mercado financiero. Por ejemplo, la evolución de la deuda estadounidense en contraposición a Wall Street también puede sugerir si existe o no una sobrevaloración. Lo habitual sería que la rentabilidad esperada en la bolsa fuera superior a la que dan los bonos. Pero recientemente el bono de EEUU a diez años llegó a sacar 100 puntos básicos a la rentabilidad del S&P 500 (inversa del PER).

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