
Desde que el mercado norteamericano abrió el hueco que bauticé como el "hueco de Trump" -es decir, los niveles donde cotizaban los índices de Wall Street justo antes de la victoria electoral de Donald Trump- tengo claro que, tarde o temprano, ese hueco acabará siendo rellenado. No descarto incluso que pueda ser completamente cerrado.
Para entender estos conceptos de análisis técnico, expliquemos brevemente: rellenar un hueco, como el que el S&P 500 abrió entre los 5.782 y los 5.864 puntos (precio de cierre del día electoral y precio de apertura del día siguiente), significa que el índice podría dirigirse a ese rango de precios. La teoría de velas japonesas nos indica que en esa zona existe un soporte importante desde donde podría retomar su tendencia alcista. Por otro lado, cerrar un hueco implicaría que una eventual caída llevaría al S&P 500 a perder al cierre de una sesión la parte inferior del hueco, en concreto, los 5.782 puntos (filtro máximo aplicable en 5.700). En este último escenario, el mercado estaría lanzando con el cierre del "hueco de Trump" una clara señal de debilidad, lo que podría anticipar un contexto más correctivo que consolidativo, es decir, una caída más pronunciada.
La semana pasada pedía a los Reyes Magos paciencia para esperar esa caída. Una corrección de este tipo facilitaría recomendarles comprar bolsa con una ecuación rentabilidad-riesgo mucho más atractiva y sin la amenaza de una sobrecompra excesiva.
Pues bien, el Dow Jones Industrial ya ha rellenado completamente el hueco de Trump, y el S&P 500 se encuentra actualmente en la parte superior de este, en los 5.864 puntos. Si pierde ese nivel, temo que podría desencadenarse una réplica del terremoto que vimos en agosto. Me intriga saber cuál sería la excusa del mercado para justificarla. Si en el desplome del 5 de agosto -cuando la Bolsa de Tokio sufrió una caída histórica del 12,4%, la más pronunciada desde el Lunes Negro de 1987- el detonante fue la apreciación del yen y el desmantelamiento de operaciones de "carry trade", en esta ocasión veremos qué argumento se utiliza. Sin embargo, desde el punto de vista operativo, lo relevante no es el motivo, sino que esa caída nos ofrecería una ventana de compra muy interesante.

Si el S&P 500 replica la caída de agosto, podríamos ver un descenso hacia los 5.500 puntos, lo que supondría un ajuste del 23,6% de Fibonacci de toda la subida previa iniciada en los mínimos de 2022. En ese nivel sería partidario de disparar la munición que espero que hayan reservado desde que sugerí recoger beneficios parciales cuando el Russell 2000 alcanzó sus altos históricos de 2021. Desde entonces, el Russell 2000 ya ha corregido un 10% desde su último pico, lo cual me parece interesante. No obstante, como dice el refrán: donde manda patrón, no manda marinero. Espero que esa regla del 10% también tome cuerpo en el S&P 500, lo que implicaría una caída hacia los mencionados 5.500 puntos.
¿Y qué pasa con el mercado español?
Llevo semanas indicándoles que el soporte clave a corto plazo para el IBEX 35 se encuentra en los 11.150/11.300 puntos, equivalente a los 39.300 puntos del IBEX con Dividendos. Por esa zona discurre la directriz alcista que ha guiado los ascensos desde octubre de 2022. Hace un par de semanas interpreté el alcance de esta directriz como una invitación para emitir una alerta en Ecotrader, recomendando comprar de nuevo bolsa española, pero subrayando que cualquier compra realizada en ese entorno debería ser cerrada si el IBEX con Dividendos pierde los 39.300 puntos.
Si eso sucediera, la amenaza sería una profundización de la corrección hacia los mínimos marcados por el IBEX 35 en agosto, en los 10.300 puntos. Esta situación podría coincidir con un descenso del S&P 500 a los 5.500 puntos. Hasta que no alcancemos esos niveles, no recomendaría volver a comprar bolsa española.
La paciencia sigue siendo la mejor aliada para enfrentar este escenario. Si los Reyes Magos nos regalan una caída significativa, estarán también ofreciéndonos una gran oportunidad para volver al mercado con fundamentos sólidos y perspectivas atractivas de rentabilidad.