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Las gestoras aprovechan el asesoramiento para colocar sus propios fondos de inversión

  • Un 67% de la distribución de fondos españoles se realiza mediante asesoramiento y gestión de carteras
  • En fondos internacionales la venta de vehículos propios llega al 92%
Foto: iStock
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La gestión discrecional de carteras y el asesoramiento financiero se han convertido en las grandes vías para distribuir fondos de inversión en España, hasta el punto de que entre ambos segmentos de negocio las gestoras ya alcanzan una cuota del 66,4%, según los últimos datos de Inverco, correspondientes al tercer trimestre. El resto es la venta directa de productos de inversión colectiva, normalmente los fondos más conservadores como los monetarios, los de objetivo de rentabilidad o los garantizados, aparte de los que un inversor particular pueda comprar a través de una plataforma o en su banco por interés propio.

La normativa europea, que impulsa la venta de fondos con clases limpias, es decir, sin retrocesiones de parte de la comisión de gestión para el distribuidor, ha impulsado el crecimiento de la gestión discrecional de carteras en los últimos años, donde el cliente delega las decisiones de inversión en una firma que, en función de su perfil de riesgo, realiza la asignación de activos e invierte en los fondos que considera más adecuados, cuyas comisiones tiene que pagar el inversor, además del coste por la gestión de dicha cartera.

Y es aquí donde las gestoras han encontrado una forma de generar ingresos recurrentes, puesto que el 67% de los fondos españoles que se distribuyen mediante asesoramiento y gestión de carteras son de su propia gama. Es decir, que las firmas no solo ganan por el coste del asesoramiento o la gestión de la cartera sino por las comisiones de gestión de los fondos. Hay que tener en cuenta que Inverco no diferencia entre asesoramiento independiente del que no lo es, donde las firmas informan a los inversores de las posibles retrocesiones en la venta de los fondos que pueden repercutir a su favor.

Si se ponen cifras a estos porcentajes, de los 255.681 millones de euros que acumulan los fondos españoles, 238.915 millones están en productos de la propia gama de las gestoras, y de éstos, 98.332 millones se distribuyen mediante asesoramiento y 61.533 millones a través de gestión de carteras.

Estos volúmenes patrimoniales se reducen cuando se trata de fondos españoles de terceras firmas, ya que solo manejan 16.766 millones, de los que casi 9.800 millones se venden con asesoramiento y únicamente 820 millones mediante gestión discrecional.

Si se consideran los fondos internacionales de gestoras españolas, el volumen patrimonial en productos de terceras firmas es más elevado que en los propios, aunque en porcentaje siguen primando estos últimos: un 92% frente a un 64%. De hecho, se nota el efecto de la venta directa en los fondos internacionales de terceras firmas, ya que en volumen prácticamente igualan a la distribución mediante asesoramiento, en torno a los 30.000 millones de euros.

A través de la gestión de carteras y el asesoramiento, las gestoras han conseguido fidelizar mejor a los inversores al inculcarles la necesidad de contar con un horizonte temporal de inversión más amplio del que conseguían con la mera colocación de producto, incluso entre los de perfil conservador. Pero por el camino consiguen distribuir sus propios fondos, independientemente del resultado de revalorización que obtengan.

Presión de Bruselas

Las firmas suelen alegar que solo buscan productos de terceros en aquellas clases de activos donde no cuentan con el bagaje necesario como para gestionarlos por su cuenta, donde recurren habitualmente a las gestoras internacionales.

La nueva normativa europea recogida en la Retail Investment Strategy (RIS) va a introducir un factor adicional de presión a las firmas en la distribución de fondos, ya que el texto que aprobó el Parlamento Europeo en abril recogía una serie de enmiendas que prohibía las retrocesiones excepto si se realiza mediante asesoramiento.

Con la celebración de las elecciones en mayo, habrá que esperar hasta el primer semestre del próximo año para la votación final del texto, que antes deberá pasar de nuevo por la Comisión Europea. Pero nadie duda de que el final de las retrocesiones está cada vez más cerca. De ahí el impulso a la distribución mediante asesoramiento independiente.

Dicho asesoramiento va a estar condicionado por lo que la normativa denomina value for money, donde las firmas van a tener que justificar, como su nombre indica, el valor de las inversiones recomendadas tanto por rentabilidad como por coste. Y aquí es donde la gama de productos propios de las gestoras van a entrar a competir con los de terceras firmas de una manera más determinante y, sobre todo, con los productos de gestión pasiva.

En un reciente estudio presentado por la consultora FinReg se advierte que las gestoras deberían contar con "modelos que permitan proyectar análisis de sensibilidad de los costes y del beneficio que ofrecen los productos de sus catálogos a los inversores y definir las líneas generales que regirán en el futuro su gobernanza en este sentido", y subrayaba "los impactos muy relevantes tanto en los modelos de distribución como en los catálogos de las fábricas de producto" que puede conllevar la normativa, a expensas de cual sea el texto final de la RIS.

"El sector haría mal en no acelerar las reflexiones estratégicas en esta materia, puesto que la tendencia normativa es clara", alerta el estudio. Y en esta materia la CNMV se ha mostrado favorable a seguir las tesis que vienen de Bruselas en cuento a reducción de costes y a oferta competitiva de productos.

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