
La recta final del año en la bolsa viste los colores de la bandera de Estados Unidos. La brecha abierta en la renta variable global a partir de agosto lleva al principal índice de Wall Street, el S&P 500, a subir un 25% en 2024 mientras que la principal referencia del parqué del Viejo Continente, el Stoxx 600, avanza un 5,9%. La diferencia entre ambas alcanza las cinco veces y deja a las puertas del 2025 la mayor distancia entre ambos índices en términos porcentuales desde que arrancó el ejercicio en curso.
Los dos grandes índices bursátiles se separan como si la dorsal Mesoatlántica, la gran falla en medio del océano del que toma nombre, empujase a ambos selectivos en direcciones opuestas. No obstante, los movimientos de la renta variable poco tienen que ver con el desplazamiento de las placas tectónicas. Los auténticos terremotos y erupciones volcánicas del mercado son Donald Trump, Vladimir Putin, los bancos centrales y la expectativa de inflación del mercado. Y todo ello juega en contra de la bolsa europea en estos momentos.
Sin que Donald Trump haya tomado posesión del cargo de presidente de Estados Unidos, el mercado ya asume un cambio de régimen en la economía global que tiene su efecto en la renta variable. Como ejemplo, desde el pasado 5 de noviembre el principal índice de Wall Street avanza un 3% mientras que el Stoxx 600 retrocede un 0,9%. Aun así, el declive de uno y triunfo del otro vienen de antes. Los inversores acudieron a comprar valores estadounidenses dentro y fuera de las Siete Magníficas de la tecnología y llevaron a índices como el S&P 500 o al Nasdaq 100 a anotar nuevos máximos históricos. Hasta el Russell 2000, de pequeñas y medianas capitalizadas estadounidenses, consiguió situarse en máximos no vistos desde 2021.
Por contra, los principales índices europeos se mueven a la baja. Además de la volatilidad por la geopolítica mundial, con la guerra de Ucrania en un nuevo escenario de escalada bélica, la eurozona sigue a expensas del débil crecimiento de China y la lentitud de su recuperación. "Se ha incorporado una prima de riesgo desde que llegó Trump. La geopolítica puede hacer que las acciones de la Unión Europea mantengan una prima de riesgo elevada, pero aún vemos margen para una mayor reevaluación si el ciclo se extiende", comenta el responsable de estrategias de renta variable europea de Barclays, Emmanuel Cau.
"Los mercados se han inclinado hacia activos exclusivamente estadounidenses, en otra muestra del excepcionalismo americano", señalan desde Edmond de Rothschild AM. La concentración de capital en la bolsa estadounidense es tan alta que ya se han superado los niveles registrados durante la crisis de las puntocom. Es decir, en lo que va de siglo nunca antes hubo tanto dinero en compañías estadounidenses como ahora, en comparación con el total de acciones compradas en el resto de parqués del mundo, según calculan desde Capital Group. "El nivel de concentración del índice S&P 500 sigue estando en cotas estratosféricas", comentó el gestor de renta variable en la firma, Eric Stern.
Es más, las diez grandes compañías del índice de Wall Street, principalmente las billonarias tecnológicas, representan una de cada tres dólares de capitalización bursátil del índice. Dicho de otra forma, si se compara la evolución en 2024 del S&P 500 con el S&P 500 equiponderado, que elimina el efecto de las grandes capitalizadas, éste último selectivo avanza en el año un 16,4% frente al 25% de la referencia de Wall Street. Existe concentración en la renta variable estadounidense pero también hay aglomeración en un puñado de acciones en concreto.
Más potencial en la bolsa europea
Por todo lo anterior, las opiniones de los expertos de en qué lado del Atlántico hay que estar presente en los próximos meses son muy dispares. En líneas generales, las firmas de análisis se decantan por comprar bolsa estadounidense en el corto plazo, en lo que Donald Trump llega a la Casa Blanca y se resuelven las elecciones anticipadas en Alemania. Eso no exime de riesgo a Wall Street. "La renta variable estadounidense, sin embargo, podría verse limitada por unas valoraciones elevadas y una prima de riesgo baja para empezar, a pesar de la solidez de los beneficios", resumen desde DWS mientras recomiendan diversificar por geografías y por activos ante la imprevisibilidad del mercado.
El consenso de mercado que recoge Bloomberg considera que el potencial alcista del S&P 500 es del 10,1% hasta los 6.497,1 puntos de nivel objetivo (precio objetivo medio del mercado). Este recorrido por delante que prevén las firmas de análisis en los próximos meses estaría por debajo del 11% que se espera de la bolsa global, representado en el índice MSCI World. "Parece incierto el potencial alcista del que aún dispone el mercado de renta variable este año, pues las valoraciones ya han subido mucho. Sin embargo, con las perspectivas económicas positivas y el aumento de los beneficios empresariales, es probable que la tendencia positiva continúe a principios del próximo año", estima el experto de J. Safra Sarasin Sustainable AM, Philipp E. Bärtschi.
Pero es en la bolsa europea donde se proyecta mayor potencial alcista. El consenso de expertos sitúa el precio objetivo del Stoxx 600 en los 587,7 puntos que implican un recorrido por delante del 17,3%.
Además de los ETF (fondos cotizados en bolsa) que replican la evolución de estos índices, existen fondos enfocados en renta variable estadounidense que no se quedan cortos en su evolución en el año frente al S&P 500. Para invertir en euros, Alger Focus Equity Z EU de Alger SICAV, se centra en compañías de Wall Street y obtiene una rentabilidad del 56,3% en bolsa este año, el mejor de su categoría en 2024 y dobla al S&P 500. Le sigue MS INVF US Growth C de Morgan Stanley con un 38,5%.
Por la parte europea se sitúa en la parte alta de la tabla Miralta Narval Europa A FI de la firma española Miralta Narval, con una rentabilidad del 25,1% este año. Por detrás se situaría Brandes European Value B EUR Acc, con un retorno este año del 15,55% (tres veces superior al Stoxx 600).