
Los bonos soberanos incrementan su rentabilidad en el mercado secundario, pero no con la misma intensidad. La deuda estadounidense se sitúa entre las más volátiles en las últimas semanas, como es lógico tras el desenlace electoral del pasado 5 de noviembre. El bono de Estados Unidos a diez años llegó a superar el 4,45%, mientras que los títulos europeos se tensan a menor velocidad. Como ejemplo, el bono español a diez años cotiza con un 3,02% de rentabilidad. Es decir, la diferencia con el bono estadounidense supera los 135 puntos básicos, lo que implica ver la mayor distancia entre ambas referencias desde abril de 2021.
El rendimiento de los bonos en el mercado secundario es, entre otras cosas, el reflejo de la aversión al riesgo de los inversores ante estos activos. Y, por ahora, es la economía estadounidense la que acapara la atención del mercado por el futuro que se dibuja en Estados Unidos y las consecuencias que tendrá en el resto del mundo. La prima de riesgo entre Estados Unidos y España (diferencial entre la rentabilidad de sus bonos a diez años) se dispara a máximos de casi cuatro años porque se descuenta un entorno de mayor incertidumbre para Estados Unidos y con tipos de interés más altos tras la victoria de Donald Trump.
"Es probable que las políticas de la administración Trump sean más inflacionarias", comentó el gestor de Schroders, Alex Monk. "Los rendimientos de los bonos del Tesoro [de EEUU] han aumentado a lo largo de la curva en medio de expectativas que inciten una extensión de los recortes de impuestos, aranceles más altos y una inmigración más estricta que implican una prima de plazo más alta", completó el analista de Barclays, Anshul Pradhan.
Desde el pasado 5 de noviembre, día de las elecciones en Estados Unidos, el bono de EEUU a diez años sube casi 20 puntos básicos mientras que los bonos europeos recortan entre tres y seis puntos su rentabilidad en el mismo periodo. Pero no toda la deuda del Viejo Continente se mueve al unísono en 2024. Aunque es la deuda de los países periféricos la que responde con mayor sensibilidad, históricamente, a cualquier noticia negativa para eurozona, en los últimos meses no fue así. La prima de riesgo española frente a la alemana se sitúa en los 70 puntos básicos con el bono alemán en el 2,39%. No es el nivel más bajo del año, dado que este diferencial cayó bajo los 70 puntos en octubre, pero está lejos de los niveles con los que arrancó el año, que implicaban una prima de riesgo de 96 puntos básicos.
Que la deuda española reaccione con menor virulencia que la alemana, además de la norteamericana, responde también a la actualidad política germana. "La victoria de Trump en las elecciones estadounidenses llega en el peor momento posible para Alemania, añadiendo más incertidumbre sobre su maltrecha economía", comentó el analista de Generali AM, Martin Wolburg, en relación a la ruptura de la coalición tripartita en Alemania que desembocará en elecciones anticipadas el próximo 23 de febrero. Uno de los puntos que quedan ahora en el aire en el país son los presupuestos generales de 2025 y el límite de deuda.
Aunque España también tiene en fase de negociación sus presupuestos para el año que viene, es la política francesa la que atrae la atención de los analistas con mayor ahínco después del caso alemán. "Observamos que la sostenibilidad de la deuda pública francesa seguirá siendo motivo de preocupación. Podría dar lugar a una nueva ampliación de los diferenciales del rendimiento de la deuda pública periférica y pesar sobre el euro", comentó el estratega de divisas de J. Safra Sarasin Sustainable AM, Claudio Wewel.
Por otra parte, la rentabilidad de la deuda española también se dispara a menor velocidad que la del Reino Unido. El bono soberano británico a diez años supera al estadounidense al rozar el 4,5%. Esto implica que la prima de riesgo entre ambos títulos de deuda se sitúa en máximos históricos desde que hay registro, 1997 según Bloomberg. Y, de nuevo, es la evolución de la deuda nacional respecto a la evolución del producto interior bruto en el Reino Unido lo que preocupa a los inversores. "Es plausible que parte de la ralentización [económica] se deba a la elevada incertidumbre existente en ese momento, ya que las empresas y los hogares especulaban sobre posibles cambios fiscales antes de los presupuestos", comentó el economista jefe de abrdn, Luke Bartholomew.