
A falta de confirmar la composición de la Cámara de Representantes, el partido republicano estadounidense se ha erigido como claro vencedor de las elecciones, logrando, además de la presidencia, el control del Senado. Este era probablemente el escenario que más posibilidades tenía de darse antes del cierre de las urnas. Y, sin embargo, el mercado ha reaccionado como si no lo esperase.
Y prueba de ello es lo que han hecho los inversores con los activos de deuda, huyendo de los bonos americanos pese a que ya cotizaban con pérdidas este curso, y comprando otras referencias soberanas como las europeas. El mercado está posicionándose en un entorno de mayores recortes de impuestos y más gasto público, además de los aranceles, medidas todas ellas inflacionistas que frenarán el ritmo de bajadas de tipos por parte de la Fed. La institución monetaria, que termina la reunión este jueves, recortará los tipos en 25 puntos básicos, dejándolos en el 4,75%.
El bono americano a 10 años, a mitad de la sesión, retrocede hasta 20 puntos básicos en su mayor caída desde marzo del año pasado. Así, en el mercado secundario se le exige ya una rentabilidad al T-Note del 4,46%, la mayor desde el mes de junio, aumentando las pérdidas en el año de un activo llamado a remontar tras el desplome del año pasado y ante la perspectiva de que el inicio de las bajadas de tipos empujara los precios de los bonos soberanos. Estas pérdidas ya superan el 4,5% desde el primero de enero.
"El mercado de renta fija ha estado preocupado por el resultado electoral de un tiempo a esta parte y ahora se está reflejando en la volatilidad. El bono estadounidense a 10 años ha aumentado su rentabilidad en 80 puntos desde mediados de septiembre", explican en Julius Baer. "Pese a este fuerte incremento de las yields, es difícil decir que se ha alcanzado un punto de entrada atractivo y no recomendamos lanzarse ya a extender duraciones excesivamente ya que se puede reducir los riesgos de refinanciación con duraciones medias, de 3 a 7 años", agregan.
Sobre la independencia de las decisiones que pueda llevar a cabo la Reserva Federal a partir de ahora, los analistas coinciden en señalar que Trump no podrá meter mano, como ha insinuado en alguna declaración. "Trump tiene opciones limitadas para influir: puede presionar públicamente a la Fed y nominar miembros al comité, pero su margen de maniobra sobre la estructura institucional es mínimo ya que necesitaría un 60% del Senado", explican desde Flossbach von Storch.
De cara a los próximos meses el mercado ya solo cuenta con el recorte de este jueves y ya no ve uno más en la reunión de la Fed de diciembre. De hecho, solo anticipa 100 puntos básicos menos de aquí a un año. "La opinión generalizada es que ambos partidos seguirían incurriendo en déficits presupuestarios y que se mantengan los estímulos fiscales. El efecto que tenga esto sobre la Fed puede tardar un tiempo en aclararse y ahora el mercado debe analizar si el incremento de los rendimientos del Tesoro podría suponer un problema extra para la economía y un viento en contra para el aterrizaje suave que aún se descuenta", explican en Janus Henderson.
Tono mixto en Europa
La victoria de Trump no solo tiene implicaciones para los mercados estadounidenses sino que hay consecuencias en prácticamente todo el planeta. A este lado del Atlántico, la reacción a los resultados de la Casa Blanca deja un tono mixto en renta fija, con ventas en todas las principales referencias salvo en la alemana, con lo que se han incrementado las primas de riesgo.
"En Europa, la principal lección es que el BCE tendrá que acelerar sus recortes de tipos ya que es poco probable que la economía mejore ante el posible impacto sobre el sector exportador que tendrán unos eventuales aranceles", apuntan en AXA IM. "El BCE es la única institución con capacidad para responder con rapidez", agregan.